El Obispo Kalistos Ware continúa su exploración de las etapas del camino de la siguiente manera:
"Así que después de haber avanzado un poco de camino por la senda de la "praxis" o "ética", habiendo llegado cerca de la 'pureza de corazón', podemos con la ayuda de Dios y la gracia pasar a la segunda etapa, que Evagrio llamaba “contemplación natural”: ver a Dios en todo, para tratar a la naturaleza como el libro de Dios, para ver cada cosa creada como sacramento de la presencia divina.
Puedes recordar el poema del siglo XVII de George Herbert que se utiliza a menudo como un himno 'Enséñame, mi Dios y Rey, a verte en todas las cosas, y lo que hago en cualquier cosa, a hacerlo para ti´. Eso es exactamente lo que Orígenes y Evagrio quieren decir con la contemplación de la naturaleza. Como se dice en el texto del siglo II, el Evangelio de Tomás: 'Levanta la piedra y me encontrarás. Corta la madera en dos y allí estoy yo".
En el contexto cristiano no se trata de panteísmo, de la identificación de Dios y el mundo, sino de panenteísmo. Los panteístas dicen: "Dios es el mundo y el mundo es Dios". El panenteísta dice: "Dios está en el mundo y el mundo está en Dios". Pero el panenteísta, si él o ella son cristianos, añadirá: «Dios es en el mundo, y también está por encima y más allá del mundo; absolutamente inmanente, es también absolutamente trascendente". Pero antes de que podamos experimentar, tal vez, la trascendencia de Dios, tenemos que tener una idea de su inmanencia. Necesitamos sentir la cercanía antes de que podamos disfrutar de la alteridad.
Esto es lo que se quiere decir con la segunda etapa, contemplar a Dios en la naturaleza y a la naturaleza en Dios. Hay una historia agradable que habla de San Antonio de Egipto y un filósofo:
"Vino al justo Antonio uno de los sabios de esa época y le dijo: '¿Pero cómo te las arreglas para seguir adelante, Padre, privado como tú de todo el consuelo de los libros?' Antonio respondió: “Mi libro, filósofo, es la naturaleza de las cosas creadas y está a la mano cada vez que desee leer las palabras de Dios".
Esto es lo que se entiende por "física", la contemplación de la naturaleza
– el libro de lectura de Dios. Hay una historia de un ermitaño de nuestro tiempo en la montaña de Athos. Vivía en la cima de un precipicio, a unos 500 metros sobre el mar con vistas hacia el oeste. Tenía la costumbre de sentarse en su terraza cada día viendo la puesta de sol, viendo la puesta de sol en el mar. Era una vista maravillosa.
Un día un joven monje se unió a él como su discípulo y el anciano le hizo venir y sentarse cada día a ver el atardecer. El monje joven era una persona de carácter enérgico y práctico. Después de haber hecho esto durante varios días, le dijo al viejo monje "¿Por qué tenemos que sentarnos y mirar la puesta del sol todos los días? Es una vista muy bonita, pero lo vimos ayer. Y esto lo hubiera hecho justo antes de ir a la capilla para el oficio nocturno, para la vigilia.
'¿Qué haces cuando te sientas mirando esta vista? ", dijo el joven monje. Y el anciano respondió: "Estoy reuniendo material. Estoy recogiendo combustible. Estoy acopiando leña". En otras palabras, antes de ir a la oscuridad de la capilla para buscar a Dios presente en su corazón a través de la oración interior, a través de la oración de Jesús, él miró hacia el mundo que Dios ha hecho y afirmó la Presencia Divina en la totalidad de la creación.
Esto es lo que se entiende por la contemplación de la naturaleza, pero muchos de los Padres, incluyendo Orígenes, la ven de una manera ligeramente negativo. No es sólo la contemplación de las maravillas de Dios en la creación, sino también la percepción de la fugacidad del mundo y el deseo de ir más allá de ella. El orden de la creación está previsto, no como un fin en sí mismo, sino como una escalera de ascenso".
Los grupos de Oración y Meditación Cristiana, tienen como objetivo reunir a personas que semanalmente se comprometan a interceder por la conversión de las familias en el mundo, especialmente por las de su ciudad o pueblo y por las de su propia parroquia.
Grupo de Oracion
![Grupo de Oracion](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjx_v90MdvjfmRorIW2Okq4HgQfRYizxQjCKSTPaOO1S8FD4JpRhdUQAstSCvU_3_HuNoahYq-zscpiGtpNS_DJQpBW-RzdRQlWJC5SAkf-Bp1KTq4ZWj1Z0cNdeHFf2bMJZJnTN40zKel/s1600-r/t5.jpg)
miércoles, 22 de febrero de 2017
ORÍGENES Y LAS ETAPAS DEL VIAJE
LVimos cómo Orígenes vinculó nuestras dos formas de ser, activa y contemplativa, con María y Marta, pero después afina esto y distingue tres etapas, que él llama 'ética', 'física' y 'enóptica'. El Obispo Kallistos Ware en 'Journey to the Heart ", lo explica de la siguiente manera:
"Ética", la primera etapa corresponde a la vida activa, la adquisición de las virtudes. Las otras dos son formas de contemplación, pero Orígenes distingue entre lo que llama "física", que significa la contemplación de la naturaleza, viendo a Dios en su creación, viendo a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios y 'enóptica', lo que significa la visión de Dios...
Encontramos este esquema triple en particular en Evagrio Póntico, a finales del siglo IV, Padre del desierto egipcio y en Máximo el Confesor en el siglo VII.
Es evidente cuando observamos cuidadosamente la manera en que Orígenes o Evagrio o Máximo hablan del triple esquema, que no es una cuestión de etapas sucesivas, donde al final de una comienza la próxima. Es más bien una cuestión de profundización de los niveles que podrían solaparse, que puede ser simultáneos en lugar de sucesivos. En otras palabras, es posible pasar de la vida activa a la contemplación de la naturaleza, pero todavía tener que llevar una lucha para seguir una vida moral. Y es posible ir más allá y tener experiencias de la visión directa de Dios, y sin embargo a pesar de ello practicar la contemplación de Dios en la naturaleza.
El punto de partida de la "praxis", la vida activa de la "ética", especialmente según Evagrio, es la "metanoia". Esto literalmente significa un cambio de mente, es decir, el arrepentimiento. El arrepentimiento no es un paroxismo de culpa y odio a sí mismo, el arrepentimiento significa cambiar la mente, una nueva manera de mirarte a ti mismo, a tu prójimo y a Dios.
Así que ahí es donde inicias la vida activa, a continuación, buscas la purificación de los actos pecaminosos, la eliminación de los malos pensamientos. Y al final de la vida activa - y esto es un punto señalado por Evagrio más que por Orígenes - llegar a lo que él llama 'apatheia', lo que no significa apatía. Significa desapasionamiento, ser desapasionado. En un sentido negativo, esto es la eliminación de los deseos, en un sentido positivo es la afirmación de deseos purificados y transfigurados. Esto no significa la inmunidad respecto de la tentación, porque esperamos tener que enfrentar la tentación hasta el final de nuestra vida terrenal.
En Evagrio está estrechamente vinculado con la calidad del amor; después de haber dejado la lujuria, comenzamos a ser capaces de amar. 'Apatheia' no es por lo tanto sólo negativamente la eliminación de los deseos pecaminosos, sino positivamente la sustitución de nuestros impulsos desordenados por una energía nueva y mejor procedente de Dios. Por lo tanto, significa la salud del alma, la reintegración, la libertad espiritual.
San Juan Casiano, en la presentación de la enseñanza de Evagrio en el oeste latino, usa la expresión 'Puritas Cordis", pureza de corazón, en lugar de la palabra 'apatheia´. Esto tiene la gran ventaja de ser positivo en lugar de negativo en su forma, y también de ser bíblico.
"Ética", la primera etapa corresponde a la vida activa, la adquisición de las virtudes. Las otras dos son formas de contemplación, pero Orígenes distingue entre lo que llama "física", que significa la contemplación de la naturaleza, viendo a Dios en su creación, viendo a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios y 'enóptica', lo que significa la visión de Dios...
Encontramos este esquema triple en particular en Evagrio Póntico, a finales del siglo IV, Padre del desierto egipcio y en Máximo el Confesor en el siglo VII.
Es evidente cuando observamos cuidadosamente la manera en que Orígenes o Evagrio o Máximo hablan del triple esquema, que no es una cuestión de etapas sucesivas, donde al final de una comienza la próxima. Es más bien una cuestión de profundización de los niveles que podrían solaparse, que puede ser simultáneos en lugar de sucesivos. En otras palabras, es posible pasar de la vida activa a la contemplación de la naturaleza, pero todavía tener que llevar una lucha para seguir una vida moral. Y es posible ir más allá y tener experiencias de la visión directa de Dios, y sin embargo a pesar de ello practicar la contemplación de Dios en la naturaleza.
El punto de partida de la "praxis", la vida activa de la "ética", especialmente según Evagrio, es la "metanoia". Esto literalmente significa un cambio de mente, es decir, el arrepentimiento. El arrepentimiento no es un paroxismo de culpa y odio a sí mismo, el arrepentimiento significa cambiar la mente, una nueva manera de mirarte a ti mismo, a tu prójimo y a Dios.
Así que ahí es donde inicias la vida activa, a continuación, buscas la purificación de los actos pecaminosos, la eliminación de los malos pensamientos. Y al final de la vida activa - y esto es un punto señalado por Evagrio más que por Orígenes - llegar a lo que él llama 'apatheia', lo que no significa apatía. Significa desapasionamiento, ser desapasionado. En un sentido negativo, esto es la eliminación de los deseos, en un sentido positivo es la afirmación de deseos purificados y transfigurados. Esto no significa la inmunidad respecto de la tentación, porque esperamos tener que enfrentar la tentación hasta el final de nuestra vida terrenal.
En Evagrio está estrechamente vinculado con la calidad del amor; después de haber dejado la lujuria, comenzamos a ser capaces de amar. 'Apatheia' no es por lo tanto sólo negativamente la eliminación de los deseos pecaminosos, sino positivamente la sustitución de nuestros impulsos desordenados por una energía nueva y mejor procedente de Dios. Por lo tanto, significa la salud del alma, la reintegración, la libertad espiritual.
San Juan Casiano, en la presentación de la enseñanza de Evagrio en el oeste latino, usa la expresión 'Puritas Cordis", pureza de corazón, en lugar de la palabra 'apatheia´. Esto tiene la gran ventaja de ser positivo en lugar de negativo en su forma, y también de ser bíblico.
ORÍGENES Y LA ESCRITURA
La lectura cuidadosa y contemplativa de un breve pasaje de la Escritura es una parte muy importante de la tradición benedictina. Muchos de nosotros en la Comunidad podemos terminar nuestro período de meditación de esta manera. El origen de este tipo de lectura se encuentra en los primeros siglos del cristianismo, primero, cuando los seguidores de Jesús estaban tratando de entender quién era y cuál era el significado de su enseñanza. Orígenes fue el primero en expresar claramente la relación entre la Escritura y la experiencia y la comprensión espiritual.
El Reverendo Profesor Andrew Louth, en su capítulo sobre Orígenes en 'Journey to the Heart', explica: "Todo lo que Orígenes escribió, y escribió prolíficamente, se refiere a la interpretación de la Escritura y tomó la forma de comentarios y sermones. Era el corazón de su erudición y su teología mística, de hecho este fue el fundamento de su enseñanza. Probablemente escribió comentarios sobre cada libro de la Biblia, la mayoría de los cuales están ahora lamentablemente perdidos, ya que algunas de sus enseñanzas fueron consideradas como "heréticas" después de su vida.
Su obra más importante existente 'Sobre los primeros principios´ contiene una explicación sistemática de cómo leer las Escrituras. Gran parte de la erudición bíblica moderna se ocupa de un análisis crítico de las palabras individuales. A pesar de que Orígenes aceptó esto hasta cierto punto, destacó la importancia de ir más allá del primer nivel de lectura, de concentrarse únicamente en el significado superficial del texto. El verdadero punto al leer la Escritura, para Orígenes, era llevarnos a un encuentro con Cristo, era esencialmente una experiencia espiritual. La voz que escuchamos en las Escrituras es Cristo que nos habla y la comprensión de las Escrituras es una forma de unión con él.
La tradición de la lectio divina, la lectura lenta meditativa de las Escrituras, que a la larga conduce a la médula del texto, se puede atribuir a él. Él expresa la experiencia de descubrir el significado espiritual y teológico de la Escritura a través de la alegoría, a menudo en el lenguaje místico; habla de un "despertar súbito", de "inspiración", y de "iluminación". Está bastante claro que la mística de Orígenes se centra en el Verbo, y que el Verbo eterno se aprehende en la Escritura.
El cristianismo, en su opinión, era el cumplimiento del Antiguo Testamento. Vislumbres de la verdad vista a través de Moisés y los profetas realmente se encarnaron en Cristo. El Antiguo Testamento es la historia del trato de Dios con su pueblo, pero Cristo es la verdad y la clave para entender las Escrituras. Si escuchamos con atención al Antiguo Testamento, vamos a escuchar allí el Evangelio de Cristo: por ejemplo, Orígenes habla del amor de Cristo por su Iglesia, en su introducción a su comentario del "Cantar de los Cantares": Cristo es el novio que nos busca a nosotros en el amor. Sin embargo, el contexto litúrgico nunca está lejos, porque la Escritura principalmente se habría escuchado en la Iglesia y la mayor parte de la obra de Orígenes consistía en sermones. En el siglo IV Basilio de Cesárea y Gregorio Nacianceno hicieron una selección de los escritos de Orígenes, la 'Filocalia'. Hacia el principio (en el capítulo 6) se selecciona un pasaje en el que Orígenes sugiere que la escucha de las Escrituras es como tratar de escuchar una sinfonía, no serás capaz de entenderla si no has comprendido los principios de la armonía. ¿Cómo aprendemos estos principios? Desde nuestra vida como cristianos y por medio de la regla de fe. Con este entendimiento, podemos escuchar la armonía”.
El Reverendo Profesor Andrew Louth, en su capítulo sobre Orígenes en 'Journey to the Heart', explica: "Todo lo que Orígenes escribió, y escribió prolíficamente, se refiere a la interpretación de la Escritura y tomó la forma de comentarios y sermones. Era el corazón de su erudición y su teología mística, de hecho este fue el fundamento de su enseñanza. Probablemente escribió comentarios sobre cada libro de la Biblia, la mayoría de los cuales están ahora lamentablemente perdidos, ya que algunas de sus enseñanzas fueron consideradas como "heréticas" después de su vida.
Su obra más importante existente 'Sobre los primeros principios´ contiene una explicación sistemática de cómo leer las Escrituras. Gran parte de la erudición bíblica moderna se ocupa de un análisis crítico de las palabras individuales. A pesar de que Orígenes aceptó esto hasta cierto punto, destacó la importancia de ir más allá del primer nivel de lectura, de concentrarse únicamente en el significado superficial del texto. El verdadero punto al leer la Escritura, para Orígenes, era llevarnos a un encuentro con Cristo, era esencialmente una experiencia espiritual. La voz que escuchamos en las Escrituras es Cristo que nos habla y la comprensión de las Escrituras es una forma de unión con él.
La tradición de la lectio divina, la lectura lenta meditativa de las Escrituras, que a la larga conduce a la médula del texto, se puede atribuir a él. Él expresa la experiencia de descubrir el significado espiritual y teológico de la Escritura a través de la alegoría, a menudo en el lenguaje místico; habla de un "despertar súbito", de "inspiración", y de "iluminación". Está bastante claro que la mística de Orígenes se centra en el Verbo, y que el Verbo eterno se aprehende en la Escritura.
El cristianismo, en su opinión, era el cumplimiento del Antiguo Testamento. Vislumbres de la verdad vista a través de Moisés y los profetas realmente se encarnaron en Cristo. El Antiguo Testamento es la historia del trato de Dios con su pueblo, pero Cristo es la verdad y la clave para entender las Escrituras. Si escuchamos con atención al Antiguo Testamento, vamos a escuchar allí el Evangelio de Cristo: por ejemplo, Orígenes habla del amor de Cristo por su Iglesia, en su introducción a su comentario del "Cantar de los Cantares": Cristo es el novio que nos busca a nosotros en el amor. Sin embargo, el contexto litúrgico nunca está lejos, porque la Escritura principalmente se habría escuchado en la Iglesia y la mayor parte de la obra de Orígenes consistía en sermones. En el siglo IV Basilio de Cesárea y Gregorio Nacianceno hicieron una selección de los escritos de Orígenes, la 'Filocalia'. Hacia el principio (en el capítulo 6) se selecciona un pasaje en el que Orígenes sugiere que la escucha de las Escrituras es como tratar de escuchar una sinfonía, no serás capaz de entenderla si no has comprendido los principios de la armonía. ¿Cómo aprendemos estos principios? Desde nuestra vida como cristianos y por medio de la regla de fe. Con este entendimiento, podemos escuchar la armonía”.
sábado, 18 de febrero de 2017
LA VIDA ACTIVA Y LA VIDA CONTEMPLATIVA EN LA TEOLOGÍA MÍSTICA DE ORÍGENES
Como explico en mi introducción al capítulo sobre Orígenes en Journey to the Heart: “Orígenes era oriundo de Alejandría, muy educado en la sabiduría griega, judía y cristiana. A la temprana edad de 17 años, el obispo Demetrio de Alejandría lo nombró jefe de la escuela catequética como sucesor de Clemente. Él era un erudito de gran talento, un maestro talentoso, y el primero en presentar, en su “Sobre los primeros principios", una teoría cristiana sistemática y profunda del cosmos en respuesta a la teología y la cosmología gnóstica. Se basó totalmente en una interpretación alegórica y mística de las Escrituras. Probablemente el texto fue escrito en respuesta a las preguntas de los estudiantes reflexivos de la Escuela de Catequesis, que estaban tratando de entender la enseñanza cristiana en el contexto de Platón, la filosofía estoica y gnóstica”.
La semana que viene me gustaría explorar la manera de usar las Escrituras, pero esta semana me gustaría seguir con la discusión de los dos lados de nuestra naturaleza: uno en contacto con la realidad material y otro en contacto con la realidad espiritual, como es visto en la tradición ortodoxa. El Obispo Kallistos Ware explica: "Orígenes nos brinda un mapa de la vida cristiana, que sigue siendo clásico en el Oriente cristiano. Hizo un doble contraste entre la "praxis" y la "theoria”, entre la vida activa y la vida contemplativa. Esta distinción se remonta al menos a Aristóteles y sin duda se encuentra en Filón y en Clemente. Es importante darse cuenta de la manera en que estos términos se utilizan en fuentes cristianas orientales. En el Occidente moderno, cuando hablamos de la vida activa o contemplativa, por lo general estamos pensando en el estado externo de la gente. La vida activa: la vida en el mundo, la vida de un trabajador social o un misionero o un maestro, significa que las personas pertenecen a una orden religiosa activa. En el uso moderno de la vida contemplativa, por lo general significa la vida en una comunidad religiosa cerrada, entregarse a la oración, en lugar de al servicio exterior.
En los Padres griegos, sin embargo, estos términos no se refieren a situaciones externas, sino al desarrollo interior. La vida activa es la lucha por adquirir las virtudes y desarraigar los vicios, mientras que la vida contemplativa es la visión de Dios. Por lo que a menudo puede ser que alguien que vive en una comunidad religiosa cerrada, aunque sea un ermitaño, se encuentre todavía en la primera etapa de la vida activa. Mientras que es posible que un laico comprometido a una vida de servicio en el mundo podría estar en la segunda etapa, podría ser un verdadero contemplativo.
Por ejemplo, en los dichos de los Padres del Desierto, nos enteramos de que hubo una voz que decía al Abba Antonio: "En la ciudad, hay alguien tan santo como tú, un laico, un médico, quien le da todo el dinero que él ahorra a los pobres y todo el día canta el himno tres veces santo con los ángeles". Si canta un himno durante todo el día, es sin duda un contemplativo, pero aquí lo decimos de alguien en el medio de una ciudad siguiendo una profesión muy exigente. Y sin embargo, se dice que es igual al gran Antonio, el padre de los ermitaños.
Orígenes une estas dos etapas con las figuras de Marta y María en Lucas 10: Marta es la vida activa, ocupada en muchas cosas, y María es la que se concentra en la única cosa que es necesaria".
La semana que viene me gustaría explorar la manera de usar las Escrituras, pero esta semana me gustaría seguir con la discusión de los dos lados de nuestra naturaleza: uno en contacto con la realidad material y otro en contacto con la realidad espiritual, como es visto en la tradición ortodoxa. El Obispo Kallistos Ware explica: "Orígenes nos brinda un mapa de la vida cristiana, que sigue siendo clásico en el Oriente cristiano. Hizo un doble contraste entre la "praxis" y la "theoria”, entre la vida activa y la vida contemplativa. Esta distinción se remonta al menos a Aristóteles y sin duda se encuentra en Filón y en Clemente. Es importante darse cuenta de la manera en que estos términos se utilizan en fuentes cristianas orientales. En el Occidente moderno, cuando hablamos de la vida activa o contemplativa, por lo general estamos pensando en el estado externo de la gente. La vida activa: la vida en el mundo, la vida de un trabajador social o un misionero o un maestro, significa que las personas pertenecen a una orden religiosa activa. En el uso moderno de la vida contemplativa, por lo general significa la vida en una comunidad religiosa cerrada, entregarse a la oración, en lugar de al servicio exterior.
En los Padres griegos, sin embargo, estos términos no se refieren a situaciones externas, sino al desarrollo interior. La vida activa es la lucha por adquirir las virtudes y desarraigar los vicios, mientras que la vida contemplativa es la visión de Dios. Por lo que a menudo puede ser que alguien que vive en una comunidad religiosa cerrada, aunque sea un ermitaño, se encuentre todavía en la primera etapa de la vida activa. Mientras que es posible que un laico comprometido a una vida de servicio en el mundo podría estar en la segunda etapa, podría ser un verdadero contemplativo.
Por ejemplo, en los dichos de los Padres del Desierto, nos enteramos de que hubo una voz que decía al Abba Antonio: "En la ciudad, hay alguien tan santo como tú, un laico, un médico, quien le da todo el dinero que él ahorra a los pobres y todo el día canta el himno tres veces santo con los ángeles". Si canta un himno durante todo el día, es sin duda un contemplativo, pero aquí lo decimos de alguien en el medio de una ciudad siguiendo una profesión muy exigente. Y sin embargo, se dice que es igual al gran Antonio, el padre de los ermitaños.
Orígenes une estas dos etapas con las figuras de Marta y María en Lucas 10: Marta es la vida activa, ocupada en muchas cosas, y María es la que se concentra en la única cosa que es necesaria".
LA NATURALEZA DE LO DIVINO
Los primeros padres de la Iglesia insistieron en que no podemos conocer a Dios con nuestra mente racional. No hay imagen, concepto o nombre que le pudieran hacer justicia. De hecho, ellos vieron como blasfemia asociar un nombre a Dios, porque eso sería limitar lo ilimitado o nombrar lo innombrable. Podemos, sin embargo, experimentar la Presencia Divina, ya que tenemos algo en común, como vimos la semana pasada. Podemos conocer a Dios intuitivamente, a través de nuestro 'nous', el punto más alto de nuestra alma, que también es nuestro órgano de la oración. Podemos ver claramente cuánto se encuentra en línea con este pensamiento cristiano primitivo la teología de John Main y entender con mayor claridad su énfasis en la importancia de dejar atrás los pensamientos y las imágenes para entrar en el silencio de Dios. Es interesante ver cómo Clemente de Alejandría se ocupó de la imposibilidad de conocer a Dios a través de imágenes y pensamientos. El Obispo Kallistos Ware explica en su capítulo de 'Journey to the Heart':
"En su teología mística, la idea dominante de Clemente, su escenario principal, es el misterio divino. Él es un teólogo apofático, el primer gran pensador cristiano en usar la teología apofática negativa... es básicamente una gran palabra para lo negativo y catafática es una gran palabra para lo afirmativo. Para ilustrar el significado de catafática y apofática, aquí hay ejemplos de avisos públicos.
He aquí una muestra de catafática: ves en un paso a nivel sobre una línea de ferrocarril, un palo con una caja unida y, evidentemente, un timbre eléctrico en la caja, y un aviso que dice:
¡Peligro! Pare, mire y escuche. Cuando la campana suena, no cruce la línea. Si la campana no suena, aún pare, mire y escuche por si el timbre no funciona.
Así, en un enfoque catafático todas las posibilidades se expresan y se permiten.
Este es un aviso apofático de Australia:
Este camino no conduce ni a Townsville ni a Cairns.
Ese es exactamente el método utilizado por los teólogos místicos apofáticos. Ellos no dicen qué es Dios, porque él es el misterio más allá de nuestra comprensión. Dicen sólo lo que no lo es. "
Si tú continúas en este enfoque lógico y restas todas las cualidades posibles de la idea de Dios podemos tener que: "te quedas con la idea de ser puro y eso es lo más cerca que puedes llegar a Dios... Dios no está en el espacio, sino por encima del espacio y el tiempo y el nombre y el pensamiento. Dios no tiene límites, ni forma, ni nombre" (Clemente).
"En su teología mística, la idea dominante de Clemente, su escenario principal, es el misterio divino. Él es un teólogo apofático, el primer gran pensador cristiano en usar la teología apofática negativa... es básicamente una gran palabra para lo negativo y catafática es una gran palabra para lo afirmativo. Para ilustrar el significado de catafática y apofática, aquí hay ejemplos de avisos públicos.
He aquí una muestra de catafática: ves en un paso a nivel sobre una línea de ferrocarril, un palo con una caja unida y, evidentemente, un timbre eléctrico en la caja, y un aviso que dice:
¡Peligro! Pare, mire y escuche. Cuando la campana suena, no cruce la línea. Si la campana no suena, aún pare, mire y escuche por si el timbre no funciona.
Así, en un enfoque catafático todas las posibilidades se expresan y se permiten.
Este es un aviso apofático de Australia:
Este camino no conduce ni a Townsville ni a Cairns.
Ese es exactamente el método utilizado por los teólogos místicos apofáticos. Ellos no dicen qué es Dios, porque él es el misterio más allá de nuestra comprensión. Dicen sólo lo que no lo es. "
Si tú continúas en este enfoque lógico y restas todas las cualidades posibles de la idea de Dios podemos tener que: "te quedas con la idea de ser puro y eso es lo más cerca que puedes llegar a Dios... Dios no está en el espacio, sino por encima del espacio y el tiempo y el nombre y el pensamiento. Dios no tiene límites, ni forma, ni nombre" (Clemente).
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA
Cómo los Padres de la Iglesia ven esta conexión entre nuestra Marta y nuestra María, entre el "ego" y el "yo" - nuestra chispa divina -, se ilustra mejor en la enseñanza de Clemente de Alejandría (150-215).
Nosotros sabemos realmente muy poco acerca de Clemente de Alejandría, como es el caso de la mayoría de las figuras destacadas de estos primeros siglos del cristianismo. Nació en algún lugar alrededor de 150 d C probablemente en Atenas, ya que estaba muy familiarizado con la cultura griega y su literatura. Sabemos que sus padres eran paganos y que estudió filosofía en Atenas. Clemente era una persona que llegó a la fe posteriormente. Él era un converso. Al igual que muchos buscadores jóvenes de su tiempo, él viajó mucho y exploró varias escuelas. En algún momento antes de su llegada a Alejandría descubrió el cristianismo. Su desafío era entender el cristianismo en el contexto de su propia educación griega. De esta manera se convirtió en el primer filósofo / teólogo cristiano que trató de expresar la experiencia mística y la relación entre el alma humana y la divina.
Como el reverendo profesor Andrew Louth explica en su capítulo de 'Journey to the Heart´, la idea central de Clemente es un sentido de la interioridad humana, la sensación de lo que realmente está oculto dentro de nosotros y que por lo tanto hay que buscar. El primer paso hacia el conocimiento de algo es, por tanto, conócete a ti mismo, por lo que comienza un viaje de auto-descubrimiento. El 'yo' es el 'alma', aunque en Platón y Clemente una palabra más específica se utiliza, es decir a saber: «psique» «fuerza vital». Ellos fueron tan lejos como afirmar que somos almas que habitan cuerpos. No negaban que somos almas y cuerpos, pero la esencia de lo que realmente somos se encuentra en el alma".
Los griegos creían que el punto más alto de nuestra alma era el 'nous', nuestra manera intuitiva de entender la realidad. Clemente interpreta esto en términos cristianos como la "imagen de Dios dentro de nosotros, donde somos semejantes a Dios” y por lo tanto podemos relacionarnos con él. Como Andrew Louth continúa explicando:
"La palabra 'nous' es difícil de traducir. La traducción normal es "intelecto", pero el problema con "intelecto" es que no transmite lo que significaba para los griegos. Para Platón el 'nous' o el alma estaba justo en el centro de lo que significa ser humano. 'Nous' sí incluye una capacidad intelectual, pero era más que eso, tenía un sentido del valor real de las cosas, de conocer la Verdad. De hecho, nuestro 'nous' es nuestro punto de contacto con Dios. Platón tenía la idea de que el alma o el 'nous' puede ocuparse del mundo de la realidad cambiante en el que vivimos, o puede tratar de ver qué hay detrás de esta realidad y tratar de averiguar la naturaleza de la Verdad misma... Y, al hacerlo, suceden dos cosas.
En primer lugar, entra en esa realidad misma, lo que nos permite juzgar las cosas directa y correctamente. En segundo lugar, descubrimos quiénes somos en realidad. Descubrimos en nosotros un centro que es capaz de relacionarse con la realidad misma, que no se distrae con las cosas de este mundo. No siente la tentación de construir una imagen del mundo que es en realidad simplemente nuestra propia construcción, la forma en que nos gustaría que las cosas sean... Ahí es un ser puramente espiritual, totalmente libre, y esto lo ve como reflejos de Dios.
El 'nous' también es visto como "el órgano de la oración”, subrayando que la oración / meditación que conduce a la oración silenciosa, profunda es la manera de “un compromiso con la realidad genuina, que es Dios".
Nosotros sabemos realmente muy poco acerca de Clemente de Alejandría, como es el caso de la mayoría de las figuras destacadas de estos primeros siglos del cristianismo. Nació en algún lugar alrededor de 150 d C probablemente en Atenas, ya que estaba muy familiarizado con la cultura griega y su literatura. Sabemos que sus padres eran paganos y que estudió filosofía en Atenas. Clemente era una persona que llegó a la fe posteriormente. Él era un converso. Al igual que muchos buscadores jóvenes de su tiempo, él viajó mucho y exploró varias escuelas. En algún momento antes de su llegada a Alejandría descubrió el cristianismo. Su desafío era entender el cristianismo en el contexto de su propia educación griega. De esta manera se convirtió en el primer filósofo / teólogo cristiano que trató de expresar la experiencia mística y la relación entre el alma humana y la divina.
Como el reverendo profesor Andrew Louth explica en su capítulo de 'Journey to the Heart´, la idea central de Clemente es un sentido de la interioridad humana, la sensación de lo que realmente está oculto dentro de nosotros y que por lo tanto hay que buscar. El primer paso hacia el conocimiento de algo es, por tanto, conócete a ti mismo, por lo que comienza un viaje de auto-descubrimiento. El 'yo' es el 'alma', aunque en Platón y Clemente una palabra más específica se utiliza, es decir a saber: «psique» «fuerza vital». Ellos fueron tan lejos como afirmar que somos almas que habitan cuerpos. No negaban que somos almas y cuerpos, pero la esencia de lo que realmente somos se encuentra en el alma".
Los griegos creían que el punto más alto de nuestra alma era el 'nous', nuestra manera intuitiva de entender la realidad. Clemente interpreta esto en términos cristianos como la "imagen de Dios dentro de nosotros, donde somos semejantes a Dios” y por lo tanto podemos relacionarnos con él. Como Andrew Louth continúa explicando:
"La palabra 'nous' es difícil de traducir. La traducción normal es "intelecto", pero el problema con "intelecto" es que no transmite lo que significaba para los griegos. Para Platón el 'nous' o el alma estaba justo en el centro de lo que significa ser humano. 'Nous' sí incluye una capacidad intelectual, pero era más que eso, tenía un sentido del valor real de las cosas, de conocer la Verdad. De hecho, nuestro 'nous' es nuestro punto de contacto con Dios. Platón tenía la idea de que el alma o el 'nous' puede ocuparse del mundo de la realidad cambiante en el que vivimos, o puede tratar de ver qué hay detrás de esta realidad y tratar de averiguar la naturaleza de la Verdad misma... Y, al hacerlo, suceden dos cosas.
En primer lugar, entra en esa realidad misma, lo que nos permite juzgar las cosas directa y correctamente. En segundo lugar, descubrimos quiénes somos en realidad. Descubrimos en nosotros un centro que es capaz de relacionarse con la realidad misma, que no se distrae con las cosas de este mundo. No siente la tentación de construir una imagen del mundo que es en realidad simplemente nuestra propia construcción, la forma en que nos gustaría que las cosas sean... Ahí es un ser puramente espiritual, totalmente libre, y esto lo ve como reflejos de Dios.
El 'nous' también es visto como "el órgano de la oración”, subrayando que la oración / meditación que conduce a la oración silenciosa, profunda es la manera de “un compromiso con la realidad genuina, que es Dios".
sábado, 11 de febrero de 2017
San Pablo
Las enseñanzas de Jesús, San Juan y el Maestro Eckhart que hemos visto en las últimas lecciones de las Enseñanzas Semanales nos ponen de manifiesto la importancia de reconocer los dos lados de nuestra naturaleza humana.
El momento en que nos damos cuenta de que somos Marta y María, que más allá del activo 'ego' está nuestro ser espiritual, es visto por el Maestro Eckhart como el "nacimiento de Cristo en el alma". Nuestro trabajo de meditación / contemplación facilita esta visión y permite la necesaria integración de estos dos aspectos de nuestro ser. No dejamos de "hacer", con el "yo" que se necesita para hacer lo que estamos llamados a hacer, pero nuestro verdadero “ser” espiritual infunde nuestro "hacer”. San Juan tiene a Jesús como ejemplo de la perfecta integración de lo humano y lo divino.
Esta toma de conciencia repentina de la más profunda, la más importante parte de nuestro ser fue llamada 'metanoia' por los primeros cristianos: un cambio total de perspectiva sobre la realidad. El momento de San Pablo fue muy dramático, como todos sabemos, pero como explica Laurence Freeman:
"Su conversión fue sólo el comienzo... hay otras descripciones de sentido místico... En el capítulo 12 de la segunda Carta a los Corintios, Pablo se refiere a la experiencia de ser "arrebatado al paraíso" ("si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé - Dios sabe”) en la que escuchó "palabras tan secretas que los labios humanos no pueden repetirlas". Tiene similitudes con la expresión del misticismo apocalíptico judío, pero es algo único también, sobre todo al ser tan claramente autobiográfico. La importancia de este relato, sin embargo, no es "jactarse", que según él no es bueno, pero insiste en que la gente se forma una estimación de él sobre la base de lo que ven, es decir, su debilidad humana. ¿Cómo es él, este individuo apóstol que había recibido una gran gracia mística? Sorprendentemente, pero significativamente, es igual que nosotros. Él va a decir inmediatamente que se le dio un "aguijón en la carne" para mantenerlo humilde, una aflicción, la cual, a pesar de sus oraciones, Dios no le quitó. Así se mantuvo débil y humilde al ser habilitado con una gran gracia orientadora, para cumplir su misión. Y es de la debilidad que se siente orgulloso, no de las experiencias místicas, porque el "poder de Cristo descansa en lo débil y el poder divino se manifiesta la debilidad el poder divino débil se manifiesta completamente en la debilidad humana.
"Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:10). Aquí vemos la renuncia esencial al poder que está en el corazón del misterio de Cristo y en la vida centrada en Cristo. La mística cristiana no sólo se centra en la experiencia subjetiva, que tan fácilmente puede insuflar el ego, sino aún más en la obra de Dios en el contexto más amplio del mundo y al servicio de los demás. Así, Juliana de Norwich se encuentra dentro de una gran tradición cuando comprendió sus “revelaciones del amor divino", como dadas para el beneficio de los demás".
Pablo nunca perdió su lado humano, el lado 'Martha' de su naturaleza, pero era el lado humano iluminado por la parte más profunda, la parte espiritual de su ser, que infundía todo lo que hizo. "Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí". Esa visión le dio la fuerza y la perseverancia para guiar a los demás y señalar el "más allá" de nuestro ser y de la realidad en su conjunto.
El momento en que nos damos cuenta de que somos Marta y María, que más allá del activo 'ego' está nuestro ser espiritual, es visto por el Maestro Eckhart como el "nacimiento de Cristo en el alma". Nuestro trabajo de meditación / contemplación facilita esta visión y permite la necesaria integración de estos dos aspectos de nuestro ser. No dejamos de "hacer", con el "yo" que se necesita para hacer lo que estamos llamados a hacer, pero nuestro verdadero “ser” espiritual infunde nuestro "hacer”. San Juan tiene a Jesús como ejemplo de la perfecta integración de lo humano y lo divino.
Esta toma de conciencia repentina de la más profunda, la más importante parte de nuestro ser fue llamada 'metanoia' por los primeros cristianos: un cambio total de perspectiva sobre la realidad. El momento de San Pablo fue muy dramático, como todos sabemos, pero como explica Laurence Freeman:
"Su conversión fue sólo el comienzo... hay otras descripciones de sentido místico... En el capítulo 12 de la segunda Carta a los Corintios, Pablo se refiere a la experiencia de ser "arrebatado al paraíso" ("si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé - Dios sabe”) en la que escuchó "palabras tan secretas que los labios humanos no pueden repetirlas". Tiene similitudes con la expresión del misticismo apocalíptico judío, pero es algo único también, sobre todo al ser tan claramente autobiográfico. La importancia de este relato, sin embargo, no es "jactarse", que según él no es bueno, pero insiste en que la gente se forma una estimación de él sobre la base de lo que ven, es decir, su debilidad humana. ¿Cómo es él, este individuo apóstol que había recibido una gran gracia mística? Sorprendentemente, pero significativamente, es igual que nosotros. Él va a decir inmediatamente que se le dio un "aguijón en la carne" para mantenerlo humilde, una aflicción, la cual, a pesar de sus oraciones, Dios no le quitó. Así se mantuvo débil y humilde al ser habilitado con una gran gracia orientadora, para cumplir su misión. Y es de la debilidad que se siente orgulloso, no de las experiencias místicas, porque el "poder de Cristo descansa en lo débil y el poder divino se manifiesta la debilidad el poder divino débil se manifiesta completamente en la debilidad humana.
"Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:10). Aquí vemos la renuncia esencial al poder que está en el corazón del misterio de Cristo y en la vida centrada en Cristo. La mística cristiana no sólo se centra en la experiencia subjetiva, que tan fácilmente puede insuflar el ego, sino aún más en la obra de Dios en el contexto más amplio del mundo y al servicio de los demás. Así, Juliana de Norwich se encuentra dentro de una gran tradición cuando comprendió sus “revelaciones del amor divino", como dadas para el beneficio de los demás".
Pablo nunca perdió su lado humano, el lado 'Martha' de su naturaleza, pero era el lado humano iluminado por la parte más profunda, la parte espiritual de su ser, que infundía todo lo que hizo. "Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí". Esa visión le dio la fuerza y la perseverancia para guiar a los demás y señalar el "más allá" de nuestro ser y de la realidad en su conjunto.
NACIMIENTO DE CRISTO EN EL ALMA
En esta semana previa a la Navidad, es muy conveniente buscar en Meister Eckhart la idea del «nacimiento de Cristo en el alma".
Meister Eckhart apoya la opinión de los Padres de la Iglesia que podemos "conocer" a Dios porque tenemos algo esencial en común con lo divino, que él llama "la chispa", "el castillo" o, a veces la "tierra" de nuestro ser. Él siente que estamos en condiciones de "descender" a esta "tierra" de nuestro ser puro, tomar conciencia de su verdadera naturaleza divina y por lo tanto transformarnos en Cristo, ascendiendo con Él a Dios en esta vida. Llama al momento de la realización de nuestro potencial para conocer a Dios "el nacimiento de Cristo en el alma". Él comparte con san Agustín la primacía de esta experiencia, que dijo: "¿Qué me aprovecha que este nacimiento de Cristo siempre pasa si esto no sucede en mí? Eso debe suceder en mí, es lo que importa". Un aspecto importante de esta potencialidad es el profundo anhelo de Dios de la humanidad, implantado por la divinidad en la "chispa", en el centro de nuestro ser.
Él ve este "nacimiento" como una revelación. Esto ocurrirá, si "mantenemos la mente fija en Dios". No es el resultado de ningún esfuerzo de nuestra parte, sino un puro don, una gracia: "Dios solo tiene que hacerlo ... y hay que experimentarlo".
Como Orígenes y San Agustín, habla de esta forma de conocimiento intuitivo, el camino "por el cual Dios puede ser visto", como "el ojo del corazón". Él habla de "conocimiento puramente espiritual, el alma está en él extasiada, lejos de todas las cosas corporales. Oímos sin ningún ruido y vemos, sin nada material... "
La capacidad intuitiva del intelecto para conocer a Dios, nuestra manera de ser capaz de tener contacto directo con la Realidad Divina, es nuestra esencia divina, pero al mismo tiempo también es el elemento que nos hace verdaderamente humanos. También nos da la capacidad de ver más allá del mundo ordinario creado y al mismo tiempo, de apreciar verdaderamente la creación como una manifestación de lo Divino.
Meister Eckhart no niega en absoluto la importancia de la inteligencia racional, lo que dada su formación académica altamente intelectual y profesional es muy comprensible. A pesar de que siente que Dios no puede ser alcanzado por la razón, considera nuestras facultades racionales como esenciales para el esclarecimiento de nuestra experiencia intuitiva. Él ve la contemplación como un matrimonio de mente y corazón.
La urgencia de su enseñanza es ocasionada por su convicción de la necesidad de que todo el mundo tome conciencia de esta potencialidad.
La actitud que Meister Eckhart expresa aquí es muy similar a la enseñanza de John Main. Repetir con fidelidad y nostalgia nuestro mantra nos lleva al silencio, donde se nos da el regalo, la gracia de este profundo conocimiento de la verdadera naturaleza divina en la base de nuestro ser. "Nada describe a Dios tan bien como el silencio."
Meister Eckhart apoya la opinión de los Padres de la Iglesia que podemos "conocer" a Dios porque tenemos algo esencial en común con lo divino, que él llama "la chispa", "el castillo" o, a veces la "tierra" de nuestro ser. Él siente que estamos en condiciones de "descender" a esta "tierra" de nuestro ser puro, tomar conciencia de su verdadera naturaleza divina y por lo tanto transformarnos en Cristo, ascendiendo con Él a Dios en esta vida. Llama al momento de la realización de nuestro potencial para conocer a Dios "el nacimiento de Cristo en el alma". Él comparte con san Agustín la primacía de esta experiencia, que dijo: "¿Qué me aprovecha que este nacimiento de Cristo siempre pasa si esto no sucede en mí? Eso debe suceder en mí, es lo que importa". Un aspecto importante de esta potencialidad es el profundo anhelo de Dios de la humanidad, implantado por la divinidad en la "chispa", en el centro de nuestro ser.
Él ve este "nacimiento" como una revelación. Esto ocurrirá, si "mantenemos la mente fija en Dios". No es el resultado de ningún esfuerzo de nuestra parte, sino un puro don, una gracia: "Dios solo tiene que hacerlo ... y hay que experimentarlo".
Como Orígenes y San Agustín, habla de esta forma de conocimiento intuitivo, el camino "por el cual Dios puede ser visto", como "el ojo del corazón". Él habla de "conocimiento puramente espiritual, el alma está en él extasiada, lejos de todas las cosas corporales. Oímos sin ningún ruido y vemos, sin nada material... "
La capacidad intuitiva del intelecto para conocer a Dios, nuestra manera de ser capaz de tener contacto directo con la Realidad Divina, es nuestra esencia divina, pero al mismo tiempo también es el elemento que nos hace verdaderamente humanos. También nos da la capacidad de ver más allá del mundo ordinario creado y al mismo tiempo, de apreciar verdaderamente la creación como una manifestación de lo Divino.
Meister Eckhart no niega en absoluto la importancia de la inteligencia racional, lo que dada su formación académica altamente intelectual y profesional es muy comprensible. A pesar de que siente que Dios no puede ser alcanzado por la razón, considera nuestras facultades racionales como esenciales para el esclarecimiento de nuestra experiencia intuitiva. Él ve la contemplación como un matrimonio de mente y corazón.
La urgencia de su enseñanza es ocasionada por su convicción de la necesidad de que todo el mundo tome conciencia de esta potencialidad.
La actitud que Meister Eckhart expresa aquí es muy similar a la enseñanza de John Main. Repetir con fidelidad y nostalgia nuestro mantra nos lleva al silencio, donde se nos da el regalo, la gracia de este profundo conocimiento de la verdadera naturaleza divina en la base de nuestro ser. "Nada describe a Dios tan bien como el silencio."
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