En esta semana previa a la Navidad, es muy conveniente buscar en Meister Eckhart la idea del «nacimiento de Cristo en el alma".
Meister Eckhart apoya la opinión de los Padres de la Iglesia que podemos "conocer" a Dios porque tenemos algo esencial en común con lo divino, que él llama "la chispa", "el castillo" o, a veces la "tierra" de nuestro ser. Él siente que estamos en condiciones de "descender" a esta "tierra" de nuestro ser puro, tomar conciencia de su verdadera naturaleza divina y por lo tanto transformarnos en Cristo, ascendiendo con Él a Dios en esta vida. Llama al momento de la realización de nuestro potencial para conocer a Dios "el nacimiento de Cristo en el alma". Él comparte con san Agustín la primacía de esta experiencia, que dijo: "¿Qué me aprovecha que este nacimiento de Cristo siempre pasa si esto no sucede en mí? Eso debe suceder en mí, es lo que importa". Un aspecto importante de esta potencialidad es el profundo anhelo de Dios de la humanidad, implantado por la divinidad en la "chispa", en el centro de nuestro ser.
Él ve este "nacimiento" como una revelación. Esto ocurrirá, si "mantenemos la mente fija en Dios". No es el resultado de ningún esfuerzo de nuestra parte, sino un puro don, una gracia: "Dios solo tiene que hacerlo ... y hay que experimentarlo".
Como Orígenes y San Agustín, habla de esta forma de conocimiento intuitivo, el camino "por el cual Dios puede ser visto", como "el ojo del corazón". Él habla de "conocimiento puramente espiritual, el alma está en él extasiada, lejos de todas las cosas corporales. Oímos sin ningún ruido y vemos, sin nada material... "
La capacidad intuitiva del intelecto para conocer a Dios, nuestra manera de ser capaz de tener contacto directo con la Realidad Divina, es nuestra esencia divina, pero al mismo tiempo también es el elemento que nos hace verdaderamente humanos. También nos da la capacidad de ver más allá del mundo ordinario creado y al mismo tiempo, de apreciar verdaderamente la creación como una manifestación de lo Divino.
Meister Eckhart no niega en absoluto la importancia de la inteligencia racional, lo que dada su formación académica altamente intelectual y profesional es muy comprensible. A pesar de que siente que Dios no puede ser alcanzado por la razón, considera nuestras facultades racionales como esenciales para el esclarecimiento de nuestra experiencia intuitiva. Él ve la contemplación como un matrimonio de mente y corazón.
La urgencia de su enseñanza es ocasionada por su convicción de la necesidad de que todo el mundo tome conciencia de esta potencialidad.
La actitud que Meister Eckhart expresa aquí es muy similar a la enseñanza de John Main. Repetir con fidelidad y nostalgia nuestro mantra nos lleva al silencio, donde se nos da el regalo, la gracia de este profundo conocimiento de la verdadera naturaleza divina en la base de nuestro ser. "Nada describe a Dios tan bien como el silencio."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.