Grupo de Oracion

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domingo, 29 de enero de 2017

LA INTEGRACIÓN DE LO HUMANO Y LO DIVINO

La integración de los dos lados de nuestro ser, el activo y el contemplativo, se ve en el Evangelio de San Juan como la integración de nuestros recursos humanos y nuestra parte divina, como se ejemplifica por Jesús. En el siguiente extracto de "Journey to the Heart ' Laurence Freeman explica:
"Juan es el más místico de los evangelios, pero al mismo tiempo nos ofrece emotivos atisbos de la humanidad de Jesús - su estar cansado en un día caluroso y que necesitaba un poco de agua, su llanto por un amigo que ha fallecido - que no se encuentran en los otros tres relatos. Es un texto de gran profundidad y potencia, al mismo tiempo sencillo y fácil de leer... Bede Griffiths sintió que su vida tomó un nuevo rumbo después de leer este evangelio en un momento intenso en su búsqueda de profundidad y significado. Estaba claro que se trata de una de las obras más significativas del genio humano. Cualquiera que fuese su significado preciso, era el registro de una experiencia de una profundidad insondable. Tanto la persona y la doctrina retratadas eran de una belleza más allá de toda imaginación humana. No había nada en Platón que se podría comparar con ello. "Me di cuenta que rechazar esto sería rechazar lo más grande en toda experiencia humana. Por otra parte, aceptarlo sería cambiar de punto de vista en conjunto. Sería pasar de la razón y la filosofía a la fe" (Bede Griffiths, The golden string).

El misticismo de Juan es nuevo en la historia del mundo, y no sólo filosóficamente, sino por su visión de la realidad más elevada integrada con los aspectos más generales de nuestro mundo sensorial humano. Esto es evidente no sólo en el Evangelio que lleva su nombre, sino en las cartas que se le atribuyen y declarar que se trata de un misticismo del amor - humanamente divino o divinamente humano de acuerdo con el punto de partida: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que palpamos con nuestras propias manos, acerca de la Palabra de vida, pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y les anunciamos la Vida eterna, que estaba junto al Padre y se nos manifestó, lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos, para que también ustedes estén en comunión con nosotros…" (1 Jn 1:1-3; Biblia de Jerusalén).

Pero a pesar de esta mundanalidad, la "alta cristología" de John se presenta audazmente en el Prólogo del Evangelio donde se compara a Jesús hombre con el Logos eterno. El Verbo y la carne unidos son la paradoja central del evangelio de Juan. Como era de esperar de la oposición núcleo entre la palabra y carne, todo el evangelio se basa en  la paradoja. A lo largo de la tradición mística cristiana la expresión de la más profunda experiencia por lo general emplea la paradoja para decir lo indecible... La persona de Jesús es el centro unificador de estas aparentes contradicciones y el discipulado personal es la forma en que este enfoque se convierte en una fuerza en la propia vida...

La visión mística de Juan explora el más alto estado de unión con Dios. Esto es explícito en la afirmación teológica de la Palabra hecha carne en el prólogo. Existencialmente, se ilustra en todo lo que Jesús dice y hace y sufre en su humanidad, incluyendo su muerte. Él no hace y no dice nada que no refleje explícitamente su (no dualista) relación con  el Padre" (Extracto de Journey to the heart – Christian contemplation through the centuries – An illustrated guide - Editora Kim Nataraja).

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