Grupo de Oracion

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viernes, 13 de enero de 2017

El Reino de Dios

La cualidad esencial de la verdadera meditación, la oración contemplativa, es la entrega. Se trata de renunciar a los pensamientos, la imaginación y las imágenes. Al hacerlo, dejar ir el pasado y el futuro - los recuerdos que nos han moldeado a nosotros y a nuestras esperanzas, los deseos y miedos que dan forma a nuestro futuro. La meditación, la oración repitiendo la palabra fiel, construye el hábito de permanecer en el momento presente y esto influye en la vida ordinaria. Vemos a la gente y las situaciones tal como son y no a través de la matriz de nuestro condicionamiento y las necesidades de supervivencia. Cuanto más se medita, más somos capaces de hacer esto y más el énfasis de nuestra atención se desplazará de nuestras necesidades de supervivencia propias a las preocupaciones sobre la supervivencia de  los demás y de nuestro entorno. Somos capaces de dejar de lado nuestro ego centrado en la voluntad y entregarnos verdaderamente al 'Hágase tu voluntad'.

También tendremos más a menudo destellos de otra realidad, una realidad de paz y amor, que nos anima a perseverar a pesar de todas las dificultades de nuestros pensamientos dominantes. En la Escritura esa otra realidad es descrita por Jesús como "El Reino". Entrar en"El Reino" era el fin último de los Padres y Madres del Desierto, en cuyo ejemplo basamos nuestra forma de oración. Su meta intermedia era la "pureza de corazón". Thomas Merton expresa este estado de la siguiente manera: "Lo que los Padres intentaron, sobre todo, era su propio verdadero ser en Cristo. Y para ello, tuvieron que rechazar por completo el falso yo, formal, fabricado por obligación social en el "mundo". Su lema fue el consejo de San Pablo: "No tomen como modelo este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad” (Romanos 12:2). Cada vez que nos desprendemos de nuestros pensamientos e imágenes, cada vez que no cumplimos con uno de nuestros deseos egocéntricos, nosotros, como los Padres y Madres del desierto, nos movemos a lo largo del camino de "El Reino".

¿Pero qué es "El Reino"? En las Escrituras Jesús nos trata de mostrar en muchas parábolas las múltiples capas del verdadero significado de 'El Reino'. Él no nos da una respuesta: es difícil de expresar un sentido, vivido de verdad, en palabras. Él solamente alude a esta realidad: tenemos que descubrirla por nosotros mismos. No podemos hacer una búsqueda intelectual - un doctorado en el significado del Reino - sino que a través de la experiencia en el silencio de la oración pura, descubrimos que todos los relatos que él ofrece son diferentes facetas  de un diamante: la energía del amor, la compasión y el perdón, que todo lo penetra. Laurence Freeman describe los efectos de 'El Reino' en nosotros de la siguiente manera en Jesús, el Maestro interior (edición en castellano:  editorial  Bonum,  Bs.  As.):  "Cuando  el  Reino  está   entre nosotros, no hay ni odio ni competitividad egoísta ni ninguna fuente de división. Cuando el Reino está dentro de nosotros, nuestra verdadera naturaleza ha disipado toda la ignorancia sobre nosotros mismos y establece la armonía y la integración entre el consciente y el inconsciente. Estamos en libertad para actuar de acuerdo con nuestra bondad esencial: como la imagen y semejanza de Dios que somos".

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