Grupo de Oracion

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domingo, 29 de enero de 2017

JESÚS COMO UN MAESTRO DE LA CONTEMPLACIÓN

En los tramos siguientes de la 'Enseñanza Semanal' me gustaría compartir con ustedes algunos extractos de 'Journey to the Heart' (Viaje al corazón). Este libro se basa en charlas dadas por los autores individuales del Curso 'Raíces del Misticismo Cristiano” que tuvo una duración de cuatro años como un curso de un año de 30 sesiones semanales por Shankar y yo con el auspicio de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana en el Centro de Meditación Cristiana en Londres. El objetivo de 'Journey to the Heart', como el del Curso, es la introducción de meditadores de nuestra tradición cristiana y otros interesados en el misticismo cristiano a esta corriente rica que fluye a través del tiempo mediante el uso de ciertos maestros espirituales fundamentales como escalones a lo largo del camino.

Leer el libro es como un viaje espiritual de descubrimiento, no se considera que es principalmente la recolección de información, sino un proceso de crecimiento al exponernos a la sabiduría de los maestros. Espero que estos extractos te abrirán el apetito por el libro entero.
Laurence Freeman comienza el libro llevándonos a la fundación de la oración contemplativa cristiana: Jesús. Él no lo hace explorando citas específicas de las Escrituras, como se ha hecho en el pasado, sino señalando que es la enseñanza y la forma de ser de Jesús las que lo muestran como un maestro de la contemplación.

Laurence comienza sus reflexiones con la historia de Marta y María: "Jesús viene a visitar a Marta y María, dos hermanas, dos amigas suyas. Marta, que representa la vida activa, le da la bienvenida a la casa, mientras que María, símbolo de la vida contemplativa, se sienta a sus pies escuchando sus palabras. El texto dice que ella se sienta y se queda allí. Marta no obstante se distrae por sus muchas tareas y se perfila como una especie de terrorista doméstica por quejarse a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje todo el trabajo a mí?
¡Dile que me eche una mano!"

Marta es claramente la anti-heroína de esta historia. El lector común se identifica y simpatiza con ella. ¿Quién no se ha sentido a veces como ella? Ella no está en un estado de ánimo placentero, pero ella no es condenada por Jesús - o el narrador o el lector - porque ella esá claramente en un estado de sufrimiento, aislada, paranoica, enojada, abrumada, se siente abandonada. Su ego se infla dolorosamente y ella ve que todo gira a su alrededor. Si tuviéramos que dar a la Marta multitarea un trabajo más en su reposo celestial, sería ser la santa patrona del estrés, del que ella está mostrando todos los síntomas clásicos. Sin embargo, detrás de la auto-dramatización, ella sólo está tratando de conseguir  preparar  una buena comida, ser hospitalaria.
¿Por qué no le pidió a María que la ayudara directamente? ¿Por qué culpa a Jesús y se convierte en el único discípulo en los Evangelios que le dice lo que debe hacer? Estas son preguntas que hacen la historia instructiva para nosotros en un nivel de lectura de las escrituras que nos trae su "sentido moral". ¿De qué manera la historia nos ayuda a entender nuestro propio comportamiento? Sin embargo, en un nivel espiritual más profundo no se trata de la psicología, sino de la constitución misma de nuestra humanidad. Las dos hermanas no representan sólo dos tipos de personalidad, sino las dos mitades del alma humana. Esto está implícito en la manera en que Jesús responde a Marta.

Con calma y de manera amistosa, explica a Marta, en primer lugar, que ella está fuera de contacto con ella misma. Él dice su nombre dos veces para traerla de vuelta. Ella ahora, esperamos, aprenderá a escucharlo a él como María lo estaba haciendo. "Marta, Marta, te estás quejando y preocupándose por tantas cosas", le dice. Jesús no culpa, sino que diagnostica su problema al señalar cómo se ha alienado de su otra mitad, su hermana. Él le dice a Marta que ella se ha vuelto inmanejablemente estresada por sus muchas tareas, mientras que "sólo una cosa es necesaria". Él no define esa cosa. Pero, sin duda, esa  "única cosa” es ser uno, para volver a integrar el yo dividido, cuya fractura interna la ha llevado a la ira y la violencia.
En sus siguientes palabras defiende la dimensión contemplativa de la vida rutinaria, que es atacada desde el lado activista del yo dividido por ser inútil, improductivo y egoísta. Esta unidad primaria del alma, el equilibrio y la armonía entre acción y contemplación decide toda la pauta y el tono de la vida. Sin ella todos los aspectos de la vida están fragmentados. En términos religiosos, la teología, la oración, la adoración, están todos paralizados por esta división interna. La fe misma, finalmente degenera en ideología y en conformidad social, sin la dimensión contemplativa. En términos más generales, la psique humana se derrumba en la unilateralidad, el desequilibrio y la falta de armonía. Por eso Jesús dice algo que podría ser malinterpretado como algo descalificador hacia Marta: "María ha escogido la mejor parte, que no le será quitada." De hecho, él está diciendo que se trata de ser antes que de hacer y que la calidad de nuestro ser determina la calidad y la eficacia de todas nuestras acciones.
No escuchamos cómo responde Marta. ¿Ella levanta sus manos en desesperación y sale golpeando la puerta, o de repente se calma y hace lo que debería haber hecho en un principio que consiste en pedir a María que la ayude? Sería la prueba del trabajo de María. Si hubiera dicho `No; estoy contemplando, déjame en paz', se habría mostrado su trabajo como inauténtico. Si hubiera dado un salto y para ayudar, su otro lado habría estado en armonía. El error de Marta, hecho por las culturas y las religiones, así como por los individuos, es no haber recordado que María estaba también trabajando.
Todos somos Marta y María. El desequilibrio, que se muestra como un problema universal, está representado aquí por Marta. Lo único necesario es conseguir que las dos mitades del alma estén en amistad y equilibrio. Hay muchas formas en que esto se puede hacer. Lo más importante es, por supuesto, recuperar el trabajo que María está haciendo - Marta había olvidado el valor de la no-acción de María: a  pesar de que María parece no estar haciendo nada, ella está trabajando: escuchando, prestando atención y permaneciendo en quietud.
La historia nos muestra a Jesús como un maestro de contemplación que entiende y comunica la plenitud que es el equilibrio sagrado y la integración. Jesús enseñó esto, no sólo con palabras, sino con el ejemplo. En particular, en el Evangelio de Lucas lo vemos frecuentemente detener su ritmo acelerado de vida, su predicación, sus curaciones y viajes, retirándose a lugares tranquilos para orar solo o con algunos de sus discípulos (Lucas 6:12, 9:18, 22.: 39). Si no hubiera una armonía entre lo que enseñaba y lo que hizo, su enseñanza carecería de autoridad. La identidad cristiana depende directamente de esta clase de autoridad".

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