Grupo de Oracion

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domingo, 15 de enero de 2017

Conocimiento de Si Mismo como un Primer Paso Hacia lo Divino

La importancia de tener una guía espiritual cuando nos aventuramos  en el silencio no puede ser sobrestimada. En la tradición cristiana, Jesús es nuestra ancla, así como nuestra puerta en el reino espiritual. En la conciencia cósmica más amplia su energía y conciencia todavía están allí para nosotros para conectarnos. Ese es el verdadero significado de "Voy a estar allí siempre”. El segundo advenimiento no se ve es para muchos místicos como un acontecimiento histórico futuro, sino como uno personal interior, que puede suceder en cualquier momento. Meister Eckhart, como San Agustín antes que él, lo vio como "el nacimiento de Cristo en el alma".

Ver a Jesús en este camino espiritual es para muchos difícil en nuestro tiempo por muchos condicionamientos religiosos negativos, pero como Laurence Freeman dice en Jesús, el Maestro Interior: "Ignorar a Jesús a causa de las imperfecciones de las iglesias es una locura  de dimensiones   trágicas...   El cristianismo por otro lado debe ser transformado”. No sólo el cristianismo tiene que ser transformado, sino también nosotros.

La experiencia enseñó a Meister Eckhart que el avance desde el conocimiento de la realidad ordinaria a una realidad mayor viene antes de la transformación de nuestro ego-conciencia. Muchos meditadores  en nuestra tradición han tenido la misma experiencia, a menudo, incluso en el inicio de la jornada. "Al principio, su presencia sólo puede ser vislumbrada, algo que simplemente hay que esperar". (Jesús, el Maestro Interior). Sin embargo, esta mirada es suficiente para despertar, como dirían los primeros cristianos, y todo lo que pensamos y hacemos se ve en una luz diferente. Este es el regalo del amor, la gracia del Espíritu, el Cristo interno, llegando a nosotros. Una vez que hemos tenido una visión del amor viviendo en nuestro centro y saber que somos aceptados tal como somos, tenemos el coraje de enfrentar nuestras propias limitaciones, podemos aceptar nuestro lado oscuro e integrarlo en la totalidad de nuestro ser, que nos capacita para aceptar el lado oscuro de los demás con compasión.

Con esta perspectiva nos damos cuenta de cuán deformada ha sido nuestra percepción de la realidad debido a las múltiples formas de condicionamientos, y esto poco a poco nos transforma. Ya no estamos gobernados y encarcelados por el pasado, sino que podemos  permanecer en el momento presente, donde la realidad divina es. A continuación, el proceso de purificación de nuestro corazón comienza,  lo que a menudo se llama la etapa de purificación en el camino espiritual. Poco a poco, con el tiempo, el amor nos hace más y más conscientes de las limitaciones de nuestro ego-centrismo y nos permite entrar en la libertad de trascender el ego, cada vez más centrados en los demás, más centrados en Cristo. Mientras que antes veíamos 'a través de un cristal oscuro ", nuestra percepción se aclara, vemos y conocemos a Cristo como realmente es y nos vemos como realmente somos.

Todo lo que tenemos que hacer es prestar atención a nuestra palabra, escuchar profundamente a nuestra palabra y estar abierto a las tomas de conciencia que se nos dan. “En el silencio, comenzamos a volvernos hacia otro, a dejar el yo atrás, y eso es amor” (Jesús el Maestro interior).

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