Grupo de Oracion

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lunes, 23 de enero de 2017

LA TRADICIÓN Y LA PRÁCTICA DE LA MEDITACIÓN CRISTIANA (II)

Laurence Freeman continúa: "Las grandes mentes teológicas y maestros espirituales de la era moderna -  Rahner,  Balthasar,  Lonergan,  Merton, Main, Griffiths - han adoptado un enfoque decididamente místico ante la crisis del cristianismo en un mundo secular. Papas sucesivos - durante y desde el Concilio - han colocado a la recuperación de la dimensión contemplativa de la fe en el corazón de su agenda pastoral.

La contemplación ha llegado a ser considerada como una vocación especializada en la iglesia. Fue vista como un llamado especial de Dios  a una pequeña élite, y fue vivida por lo general en un claustro - a pesar de grandes luminarias como Francisco de Asís, Catalina de Siena o las beguinas del norte de Europa quienes se negaron a ser monjes convencionales y vivieron su visión mística cerca de la gente y en contacto diario con el mundo.
Hoy nos encontramos en un punto culminante en la recuperación de esta tradición contemplativa de la fe cristiana, que está restaurándola a su lugar apropiado en la vocación cristiana - la llamada universal a la santidad como el Concilio pidió, ella atañe por igual a la vida  monástica, a los laicos y laicas y al estado secular. En la enseñanza de la meditación cristiana a los niños vemos un hermoso y lógico  desarrollo de este proceso, así como un signo de esperanza radical para la Iglesia del futuro.

Me gustaría ofrecer una visión general de esta tradición y describir una determinada práctica sencilla de oración contemplativa, enraizada en la tradición, que se encarna en una forma que demuestra cuán universal es.
No es irrelevante que la meditación es tan antigua como los registros de la humanidad. Las primeras referencias provienen de la India alrededor de 2500 A.C. Es fundamental para la enseñanza del Buda. El judaísmo tuvo su tradición de la oración mística. Caracteriza a la revolución espiritual de la era axial - la época de Confucio, Lao Tse, Buda, los profetas hebreos. Jesús aparece como la culminación de este gran avance en la evolución de la conciencia humana. Pero comencemos donde la tradición cristiana comienza con la enseñanza de Jesús. Lo que dice acerca de la oración indica qué tipo de maestro era.

Jesús era claramente un maestro de la contemplación. Él era un hombre  profundamente  religioso   pero  llamó  la  atención  sobre la  diferencia entre las reglas hechas por el hombre y la ley de Dios. Hizo  un resumen de la moralidad en el mandamiento del amor y habló de la oración en términos de interioridad y presencia. Colocó esta enseñanza contemplativa al lado del mandamiento de amar a nuestros enemigos – así lo moral y espiritual, lo místico y político fueron unidos en su enseñanza.

Cada cultura ha desarrollado alguna forma de vida monástica. El surgimiento del movimiento monástico cristiano ocurrió temprano, pero llegó a ser prominente en el Cercano Oriente - en Egipto y Siria, desde  el siglo cuarto D.C.. Los dichos de los padres del desierto, su sabiduría espiritual destilada, todavía constituyen una base radical para una espiritualidad aplicada de gran atractivo contemporáneo especialmente para los jóvenes. Se abstuvieron del clericalismo y el intelectualismo y esto modela para nosotros una iglesia que da significación a los laicos y la contemplación. La influencia del desierto cristiano fue canalizada a la iglesia occidental a través de las Conferencias de Juan Casiano en el siglo V D.C.. Se trata de uno de los fundamentos de la espiritualidad cristiana y Santo Tomás de Aquino las guardaba en su escritorio mientras escribía la Summa. San Benito las hacía leer todos los días en el monasterio durante las comidas.

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