Grupo de Oracion

Grupo de Oracion

viernes, 21 de abril de 2017

¿Qué es la Meditación?

La meditación es la fiel repetición de una frase o un “mantra”, como la llamaba el Padre John Main. John Main redescubrió esta forma de oración en los escritos de los primeros cristianos, los Padres y Madres del Desierto, quienes, en el siglo IV de nuestra era, se retiraron mayormente al desierto de Egipto, para vivir una auténtica vida cristiana basada en las enseñanzas de Jesús. La palabra que John Main recomendaba es “Maranatha”. La eligió por ser la oración cristiana más antigua en arameo, el lenguaje que habló Jesús.

Pero, no obstante, esta palabra no se asocia con nosotros, de manera que no le dará a nuestra mente ansiosa la oportunidad de seguir con sus pensamientos. Es la fiel y amorosa repetición de esta oración la que nos conducirá a la quietud de nuestro cuerpo y nuestra mente y nos ayudará a entrar en el silencio que habita en el centro de nuestro ser. El conocido místico del siglo XIV, el Maestro Echkart, dijo: “Nada describe mejor a Dios que el silencio”. Allí, en el verdadero centro de nuestro ser habita Cristo, y es allí donde entramos en la oración de Jesús.

Dijo John Main en su libro “Momento de Cristo”: “Estamos convencidos que el mensaje central del Nuevo Testamento es que solo existe una oración, y esta oración es la oración de Cristo. Es una oración que permanece en nuestros corazones noche y día. Solo puedo describirla como un manantial de amor que fluye constantemente entre Jesús y su Padre. Este manantial de amor es el Espíritu Santo”.

Nuestro primer objetivo es mantener nuestra mente en el mantra durante todo el período de nuestra meditación. Esto es bien difícil en sí mismo, ya que nuestros pensamientos nos invaden constantemente. A nuestra mente le encanta partir volando, persiguiendo fantasías, rememorando cosas del pasado y programando lo que tenemos que hacer luego de nuestra meditación. Solo necesitaremos ser pacientes y amables con nosotros mismos. Cuando nos demos cuenta que nos hemos perdido en nuestros pensamientos, no debemos criticarnos o juzgarnos, sino que deberemos gentilmente retornar nuestra mente a nuestra palabra. Aceptemos simplemente que esto es lo natural y lo esperado.

Nuestra mente es como un perrito juguetón, siempre listo para salir corriendo antes que permanecer a nuestro lado. ¿No nos enojaríamos con un perrito, no es cierto? Simplemente lo traeríamos gentilmente a nuestro lado.

Mientras que hagamos esto sin forzarnos de ninguna manera – no uses el mantra como un gancho para golpear tus pensamientos -, lenta y sostenidamente podremos permanecer en el mantra, sin prestar atención a las distracciones. Tus pensamientos podrán estar allí, al fondo, pero más como “una música en el supermercado”, casi no los notarás.

Cuanto más practiques, más fácil será para ti y pronto, en lugar de repetir la palabra, la estarás escuchando, hasta que finalmente sonará por sí misma en tu corazón. Y entonces, tu cuerpo y tu mente se convertirán en un centro armonioso y en paz.

En “De la Palabra al Silencio” John Main lo describe de la siguiente forma: “Las áreas superficiales de la mente están ahora a tono con la profunda paz en el centro de nuestro ser. La misma armonía suena en todo nuestro ser. En este estado, habremos atravesado nuestros pensamientos, nuestra imaginación y todas nuestras imágenes. Simplemente descansaremos con la Realidad, la presencia realizada del mismo Dios habitando nuestros corazones.”

¿Qué es la Oración?

Una muy antigua definición de la oración la describe como “la elevación del corazón y la mente a Dios”. ¿Qué es “la mente”, qué es el “corazón”? La mente es la que piensa, cuestiona, planea, se preocupa, fantasea. El corazón es el que sabe, ama. La mente es el órgano del conocimiento; el corazón es el órgano del amor. La conciencia mental debe eventualmente hacerse a un costado y dar lugar a la forma más plena de conocer - la conciencia del corazón. El amor es completo conocimiento.
La mayoría de nuestro entrenamiento en la oración no obstante, está limitado a la mente. Cuando niños fuimos enseñados a decir nuestras oraciones, a pedirle a Dios lo que necesitábamos. Pero este es solo una parte del misterio de la oración.

La otra mitad, es la oración del corazón, en donde no pensamos en Dios ni hablamos con Dios, ni le pedimos algo. Simplemente estamos siendo con Dios que está en nuestro interior en el Espíritu Santo que nos ha entregado Jesús. El Espíritu Santo es el amor, la relación de amor que fluye entre el Padre y el Hijo. Es este el Espíritu que Jesús respiró en el interior de cada corazón humano. La meditación entonces, es la oración del corazón que nos une con la conciencia humana de Jesús, en el Espíritu.

Ni siquiera sabemos cómo rezar, pero el Espíritu mismo ora en nosotros´ (Romanos 8: 26).

El Espíritu Santo, particularmente a partir del Concilio Vaticano II de la década del 60 (siglo XX), nos ha estado enseñando a recobrar esta otra dimensión de nuestra oración. Los documentos del Concilio sobre la Iglesia y la liturgia, enfatizan la necesidad de desarrollar una “orientación contemplativa” en la vida espiritual de los cristianos de hoy. Todos somos llamados a la plenitud de la experiencia de Cristo, cualquiera sea nuestra forma de vida.

Debemos entonces ir más allá del nivel de la oración mental que se centra en hablar con Dios, pensar en Dios o pedir a Dios por nuestras necesidades. Debemos ir a las profundidades, a donde el mismo Espíritu de Jesús ora en nuestros corazones, en profunda unión con nuestro Padre, en el Espíritu Santo.

La oración contemplativa no es privilegio de los  monjes y monjas o de tipologías místicas especiales. Es una dimensión de la oración a la que nosotros somos también llamados. No se trata de experiencias extraordinarias ni de estados alterados de conciencia. Es lo que  Santo Tomás de Aquino llamó “el simple gozo de la verdad”. William Blake habló de la necesidad de “limpiar las puertas de la percepción” para llegar a ver todo como realmente es: infinito.

Esto es todo lo que podemos decir en cuanto a la conciencia contemplativa vivida en la vida ordinaria. La meditación nos conduce a esto y forma parte del misterio de la oración en la vida de cualquier persona que busca la plenitud del ser.

GNOSTICISMO - L. FREEMAN

La ocasión para la primera gran división en la historia de la espiritualidad cristiana fue una forma esotérica y ecléctica de misticismo que todavía está entre nosotros y aparece de tiempo en tiempo en grandes éxitos de taquilla de Hollywood. ‘La verdad está afuera’, ´El Código Da Vinci´ o ´Estigma´ todos reivindican antiguos secretos mantenidos ocultos por viles cardenales católicos y monjes albinos que finalmente son revelados para todos por antropólogos estadounidenses que escapan del Vaticano y de la policía.

Desde el descubrimiento de una colección de textos gnósticos (de gnosis, conocimiento) en Nag Hammadi en el Alto Egipto en 1945, ha existido un enorme y renovado interés en esta tradición y su relación con el cristianismo ortodoxo. Este movimiento desarrolló una exagerada importancia y coincidió con la aparición del feminismo y la exposición pública de las debilidades humanas del clero y de las instituciones religiosas. Creó un mercado dentro del vacío espiritual que fue rápidamente llenado por los proveedores de revelaciones religiosas. Probablemente la mitad de los estudiantes universitarios occidentales piensan que hay algo sólido en el mito Jesús-María Magdalena, y que, alguna vez, existió un cristianismo feminista, liberal, humanista y democrático reprimido por centralistas e inquisidores. De hecho la jerarquía y la liturgia se desarrollaron muy pronto en la vida de la Iglesia. Las herejías no son siempre necesariamente las formas reprimidas de una temprana perfección. También pueden ser experimentos en los que hay mucho que admirar pero que luego se los halla deficientes (herejía significa elección en Griego).

El gnosticismo es un importante elemento modelador de nuestra tradición, razón por la cual la mayoría de los místicos se consideran a sí mismos cristianos. Sin embargo es un movimiento de tan difícil definición por parte de los académicos como lo es la propia “New Age”. También a los cristianos les resulta difícil rechazar el gnosticismo totalmente, por la misma razón por la que no podemos negar que un familiar caprichoso u oveja negra pertenece a la familia. La Primera Carta de Juan con su sublime enseñanza de amor - que no podría ser encontrada en un texto gnóstico - se vuelve dura cuando se refiere a “los muchos anticristos que se separan de la comunidad. Ellos nunca nos han pertenecido, si lo hubieran hecho se hubieran quedado con nosotros” (2: 19). Este es el lenguaje amargo de sentimientos de familia heridos. Tal vez el dubitativo Tomás del Evangelio de Juan (20:24), que toca el cuerpo físico de Jesús resucitado y cree, es una respuesta al agnóstico Tomás y su incapacidad para aceptar el significado completo de la Palabra hecha carne.

El material oral y literario de los recuerdos sobre Jesús fue recopilado en los evangelios sinópticos entre los años 70 y 90. Pero pasaron otros tres siglos antes que se estableciera un canon definitivo que omitía, por ejemplo textos tales como el Pastor de Hermas e incluía otros difíciles o problemáticos como el Apocalipsis. Nos ayudará a comprender mejor si comparamos el Evangelio de Tomás, un texto sirio cuya data está en discusión pero que probablemente se escribió alrededor del año 75 DC, con la doctrina mística y parcialmente gnóstica de los escritos joánicos, el Evangelio y las Cartas. El evangelio de Tomás no es narrativo, es una colección de dichos de Jesús -`los dichos secretos pronunciados por el Cristo viviente´ (1) algunos de los cuales, de acuerdo a algunos académicos, pueden ser considerados como auténticos. El tono esotérico del texto es una característica del gnosticismo, pero que no está ausente en el resto de los libros. “A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera todo es parábola” (Marcos 4:11).  Este dicho resuena en todos los sinópticos aunque el sentido general no es el de hablar de una enseñanza escondida sino de una impartida abiertamente y que fue malinterpretada con frecuencia aún por sus discípulos más cercanos: “¿Todavía no entienden? ¿Están cerradas sus mentes? Tienen ojos. ¿No pueden ver?” Jesús les pregunta a los doce. (Marcos 8:17-18).

Tanto Tomás como Juan, hacen énfasis en la inmanencia, la presencia divina que habita en el interior. Pero el texto gnóstico agrega una omnipresencia impersonal: “Partan un pedazo de madera y yo estaré allí. Levanten una piedra, y me encontrarán allí” (78). En Juan, Jesús personaliza esta presencia elevándola al más alto misterio de su unión con el Padre: “Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros”, (Juan 17:21). Existe un sentido del discipulado en Tomás pero el discípulo es llamado a confiar en sí mismo y a lograr una mejor autocomprensión, lo que lo convierte en un tipo diferente de discipulado que el que se encuentra en las enseñanzas canónicas. En Tomás, cuando le hacen preguntas a Jesús, él les contesta que se retiren y descubran las repuestas por sí mismos. En Juan la “amistad” que Jesús comparte con el discípulo, conforma una relación más cálida que cualquiera que podamos vislumbrar en los dichos inconexos del gnóstico: “Jesús dijo no soy tu maestro. Porque has bebido del burbujeante manantial que he cuidado, tú te has intoxicado” (13). El cristiano gnóstico es esencialmente igual a Jesús porque a ambos les pertenece la misma luz y naturaleza divina. El cristiano católico se convierte en uno con Cristo, por medio de la gracia, un hijo de Dios “por adopción”. El lenguaje es similar pero el sentido es diferente. Pero cuando Juan dice “seremos como él porque lo veremos tal cual es” se hace obvia la cercanía de los dos tipos de lenguajes místicos.

 El llamado gnóstico de Jesús es desde el caos hacia una búsqueda significativa para encontrarnos a nosotros mismos como hijos de Dios: Jesús dijo, “Aquellos que buscan no deben dejar de buscar hasta que encuentren lo que buscan. Cuando encuentren lo que buscan se sentirán perturbados. Cuando estén perturbados se maravillarán y gobernarán sobre todo” (2). Estas citas tienen un tono obviamente diferente a las de los principales evangelios en cuanto al llamado a la renunciación. Detrás del ascetismo de Tomás persiste lo que se ha llamado la `paranoia cósmica´ del gnosticismo y el profundo dualismo de una cosmología que rechazó los primeros capítulos del Génesis. Para el gnóstico el mundo es un error, no una creación divina que Dios contempló y encontró buena. La `unicidad´ del gnóstico es diferente a la unidad del católico cristiano.

Sin embargo la Gnosis (conocimiento)  es un importante elemento en el Nuevo Testamento, especialmente en Juan y Pablo. Clemente de Alejandría, como veremos la semana que viene, llamó `gnóstico´ al cristiano maduro. La influencia del gnosticismo en el desarrollo de la tradición mística cristiana ha sido poderosa, aunque más por negación que por reconocimiento. Estableció límites, definió por ejemplo mediante el polémico `Contra las Herejías´ de Ireneo de Lyon, que los cristianos debían ser prudentes en la travesía. Finalmente, sin embargo, la discusión no es sobre el valor del conocimiento sino sobre su contenido y significado. Este significado fue definido por la suma de otros dos temas claves usados para expresar e interpretar la experiencia mística cristiana, fe (pistis) y amor (agape). Para Pablo `la más grande es el amor´ y para Juan `Dios es amor´. Para Tomás la salvación viene a través de la gnosis. Para el Nuevo Testamento la gnosis surge de la unión de la fe y el amor. Lo que está notablemente ausente del Evangelio de Tomás es el tema del perdón y del amor hacia los enemigos. Esto es lo que hace al misticismo de la tradición católica una encarnación real y transformadora.

Las implicancias de estas diferencias para la teología mística son inmensas porque dan forma a la identidad y al estilo de una comunidad. ¿Qué diferencia tienen, si es que la tienen, con respecto a la experiencia mística en sí misma? Es una pregunta difícil en el seno de todas las tradiciones místicas y hoy en día abre el diálogo entre las religiones. Ninguna descripción de una experiencia elude el lenguaje o la vida de su comunidad. Sólo el silencio puede hacerlo. Aún así, la experiencia del silencio crea una comunidad que merece ser llamada católica por estar unificada en la total diversidad de sus miembros. Y nuevamente, no todas las interpretaciones de esta experiencia tienen la misma integridad así como no todas las interpretaciones de las escrituras son correctas. Así descubrimos qué tristemente cierta es la ocurrencia del Cardenal Newman cuando dijo que la palabra `misticismo´ comienza con Mist (niebla) y termina con schism (cisma). La disputa católica / gnóstica demuestra que debemos estar prevenidos y no ignorar las repercusiones de las diferentes interpretaciones encontradas para el silencio en la experiencia mística - los significados de conocimiento, fe y amor. Pero la misma disputa demuestra que también existe la necesidad de la existencia de la autoridad de la tradición y sus intérpretes para defender la unidad en una comunidad espiritual que nos ayuda a prepararnos y nos sostiene en el viaje sin final hacia el interior de ese silencio.

miércoles, 22 de febrero de 2017

ORÍGENES Y LAS ETAPAS DEL VIAJE II

El Obispo Kalistos Ware continúa su exploración de las etapas del camino de la siguiente manera:
"Así que después de haber avanzado un poco de camino por la senda de la "praxis" o "ética", habiendo llegado cerca de la 'pureza de corazón', podemos con la ayuda de Dios y la gracia pasar a la segunda etapa, que Evagrio llamaba “contemplación natural”: ver a Dios en todo,  para tratar a la naturaleza como el libro de Dios, para ver cada cosa creada como sacramento de la presencia divina.

Puedes recordar el poema del siglo XVII de George Herbert que se utiliza a menudo como un himno 'Enséñame, mi Dios y Rey, a verte en todas las cosas, y lo que hago en cualquier cosa, a hacerlo para ti´. Eso es exactamente lo que Orígenes y Evagrio quieren decir con la contemplación de la naturaleza. Como se dice en el texto del siglo II, el Evangelio de Tomás: 'Levanta la piedra y me encontrarás. Corta la madera en dos y allí estoy yo".
En el contexto cristiano no se trata de panteísmo, de la identificación de Dios y el mundo, sino de panenteísmo. Los panteístas dicen: "Dios es el mundo y el mundo es Dios". El panenteísta dice: "Dios está en el mundo y el mundo está en Dios". Pero el panenteísta, si él o ella son cristianos, añadirá: «Dios es en el mundo, y también está por encima y más allá del mundo; absolutamente inmanente, es también absolutamente trascendente". Pero antes de que podamos experimentar, tal vez, la trascendencia de Dios, tenemos que tener una idea de su inmanencia. Necesitamos sentir la cercanía antes de que podamos disfrutar de la alteridad.
Esto es lo que se quiere decir con la segunda etapa, contemplar a Dios en la naturaleza y a la naturaleza en Dios. Hay una historia agradable que habla de San Antonio de Egipto y un filósofo:
"Vino al justo Antonio uno de los sabios de esa época y le dijo: '¿Pero cómo te las arreglas para seguir adelante, Padre, privado como tú de todo el consuelo de los libros?' Antonio respondió: “Mi libro, filósofo, es la naturaleza de las cosas creadas y está a la mano cada vez que desee leer las palabras de Dios".
Esto es lo que se entiende por "física", la contemplación de la naturaleza
– el libro de lectura de Dios. Hay una historia de un ermitaño  de nuestro  tiempo  en  la  montaña  de  Athos.  Vivía  en  la  cima de un  precipicio, a unos 500 metros sobre el mar con vistas hacia el oeste. Tenía la costumbre de sentarse en su terraza cada día viendo la puesta de sol, viendo la puesta de sol en el mar. Era una vista maravillosa.
Un día un joven monje se unió a él como su discípulo y el anciano le hizo venir y sentarse cada día a ver el atardecer. El monje joven era una persona de carácter enérgico y práctico. Después de haber hecho esto durante varios días, le dijo al viejo monje "¿Por qué tenemos que sentarnos y mirar la puesta del sol todos los días? Es una vista muy bonita, pero lo vimos ayer. Y esto lo hubiera hecho justo antes de ir a la capilla para el oficio nocturno, para la vigilia.
'¿Qué haces cuando te sientas mirando esta vista? ", dijo  el  joven monje. Y el anciano respondió: "Estoy reuniendo material. Estoy recogiendo combustible. Estoy acopiando leña". En otras palabras,  antes de ir a la oscuridad de la capilla para buscar a Dios presente en su corazón a través de la oración interior, a través de la oración de Jesús, él miró hacia el mundo que Dios ha hecho y afirmó la Presencia Divina en la totalidad de la creación.
Esto es lo que se entiende por la contemplación de la naturaleza, pero muchos de los Padres, incluyendo Orígenes, la ven de una manera ligeramente negativo. No es sólo la contemplación de las maravillas de Dios en la creación, sino también la percepción de la fugacidad del mundo y el deseo de ir más allá de ella. El orden de la creación está previsto, no como un fin en sí mismo, sino como una escalera de ascenso".

ORÍGENES Y LAS ETAPAS DEL VIAJE

LVimos cómo Orígenes vinculó nuestras dos formas de ser, activa y contemplativa, con María y Marta, pero después afina esto y distingue tres etapas, que él llama 'ética', 'física' y 'enóptica'. El Obispo Kallistos Ware en 'Journey to the Heart ", lo explica de la siguiente manera:
"Ética", la primera etapa corresponde a la vida activa, la adquisición de las virtudes. Las otras dos son formas de contemplación, pero Orígenes distingue entre lo que llama "física", que significa la contemplación de la naturaleza, viendo a Dios en su creación, viendo a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios y 'enóptica', lo que significa la visión de Dios...
Encontramos este esquema triple en particular en Evagrio Póntico, a finales del siglo IV, Padre del desierto egipcio y en Máximo el Confesor en el siglo VII.

Es evidente cuando observamos cuidadosamente la manera en que Orígenes o Evagrio o Máximo hablan del triple esquema, que no es una cuestión de etapas sucesivas, donde al final de una comienza la próxima. Es más bien una cuestión de profundización de los niveles que podrían solaparse, que puede ser simultáneos en lugar de sucesivos. En otras palabras, es posible pasar de la vida activa a la contemplación de la naturaleza, pero todavía tener que llevar una lucha para seguir una vida moral. Y es posible ir más allá y tener experiencias de la visión directa de Dios, y sin embargo a pesar de ello practicar la contemplación de Dios en la naturaleza.

El punto de partida de la "praxis", la vida activa de la "ética", especialmente según Evagrio, es la "metanoia". Esto literalmente significa un cambio de mente, es decir, el arrepentimiento. El arrepentimiento no es un paroxismo de culpa y odio a sí mismo, el arrepentimiento significa cambiar la mente, una nueva manera de mirarte a ti mismo, a tu prójimo y a Dios.

Así que ahí es donde inicias la vida activa, a continuación, buscas la purificación de los actos pecaminosos, la eliminación de los malos pensamientos. Y al final de la vida activa - y esto es un punto señalado por Evagrio más que por Orígenes - llegar a lo que él llama 'apatheia', lo que no significa apatía. Significa desapasionamiento,  ser desapasionado. En un sentido negativo, esto es la eliminación de los deseos, en un sentido positivo es la afirmación de deseos purificados y transfigurados. Esto no significa la inmunidad respecto de la tentación, porque esperamos tener que enfrentar la tentación hasta el final de nuestra vida terrenal.

En Evagrio está estrechamente vinculado con la calidad del amor; después de haber dejado la lujuria, comenzamos a ser capaces de amar. 'Apatheia' no es por lo tanto sólo negativamente la eliminación de los deseos pecaminosos, sino positivamente la sustitución de nuestros impulsos desordenados por una energía nueva y mejor procedente de Dios. Por lo tanto, significa la salud del alma, la reintegración, la libertad espiritual.
San Juan Casiano, en la presentación de la enseñanza de Evagrio en el oeste latino, usa la expresión 'Puritas Cordis", pureza de corazón, en lugar de la palabra 'apatheia´. Esto tiene la gran ventaja de ser positivo en lugar de negativo en su forma, y también de ser bíblico.

ORÍGENES Y LA ESCRITURA

La lectura cuidadosa y contemplativa de un breve pasaje de la Escritura es una parte muy importante de la tradición benedictina. Muchos de nosotros en la Comunidad podemos terminar nuestro período de meditación de esta manera. El origen de este tipo de lectura se encuentra en los primeros siglos del cristianismo, primero, cuando los seguidores de Jesús estaban tratando de entender quién era y cuál era el significado de su enseñanza. Orígenes fue el primero en expresar claramente la relación entre la Escritura y la experiencia y la comprensión espiritual.

El Reverendo Profesor Andrew Louth, en su capítulo sobre Orígenes en 'Journey to the Heart', explica: "Todo lo que Orígenes escribió, y escribió prolíficamente, se refiere a la interpretación de la Escritura y tomó la forma de comentarios y sermones. Era el corazón de su erudición y su teología mística, de hecho este fue el fundamento de su enseñanza. Probablemente escribió comentarios sobre cada libro de la Biblia, la mayoría de los cuales están ahora lamentablemente perdidos, ya que algunas de sus enseñanzas fueron consideradas como "heréticas" después de su vida.

Su obra más importante existente 'Sobre los primeros principios´  contiene una explicación sistemática de cómo leer las Escrituras. Gran parte de la erudición bíblica moderna se ocupa de un análisis crítico de las palabras individuales. A pesar de que Orígenes aceptó esto hasta cierto punto, destacó la importancia de ir más allá del primer nivel de lectura, de concentrarse únicamente en el significado superficial del texto. El verdadero punto al leer la Escritura, para Orígenes, era llevarnos a un encuentro con Cristo, era esencialmente una experiencia espiritual. La voz que escuchamos en las Escrituras es Cristo que nos habla y la comprensión de las Escrituras es una forma de unión con él.

La tradición de la lectio divina, la lectura lenta meditativa de las Escrituras, que a la larga conduce a la médula del texto, se puede atribuir  a  él.  Él  expresa  la  experiencia  de  descubrir  el   significado  espiritual y teológico de la Escritura a través de la alegoría, a menudo en el lenguaje místico; habla de un "despertar súbito", de "inspiración", y de "iluminación". Está bastante claro que la mística de Orígenes se centra en el Verbo, y que el Verbo eterno se aprehende en la Escritura.

El cristianismo, en su opinión, era el cumplimiento del Antiguo Testamento. Vislumbres de la verdad vista a través de Moisés y los profetas realmente se encarnaron en Cristo. El Antiguo Testamento es  la historia del trato de Dios con su pueblo, pero Cristo es la verdad y la clave para entender las Escrituras. Si escuchamos con atención al Antiguo Testamento, vamos a escuchar allí el Evangelio de Cristo: por ejemplo, Orígenes habla del amor de Cristo por su Iglesia, en su introducción a su comentario del "Cantar de los Cantares": Cristo es el novio que nos busca a nosotros en el amor. Sin embargo, el contexto litúrgico nunca está lejos, porque la Escritura principalmente se habría escuchado en la Iglesia y la mayor parte de la obra de Orígenes  consistía en sermones. En el siglo IV Basilio de Cesárea y Gregorio Nacianceno hicieron una selección de los escritos de Orígenes, la 'Filocalia'. Hacia el principio (en el capítulo 6) se selecciona un pasaje  en el que Orígenes sugiere que la escucha de las Escrituras es como tratar de escuchar una sinfonía, no serás capaz de entenderla si no has comprendido los principios de la armonía. ¿Cómo aprendemos estos principios? Desde nuestra vida como cristianos y por medio de la regla de fe. Con este entendimiento, podemos escuchar la armonía”.

sábado, 18 de febrero de 2017

LA VIDA ACTIVA Y LA VIDA CONTEMPLATIVA EN LA TEOLOGÍA MÍSTICA DE ORÍGENES

Como explico en mi introducción al capítulo sobre Orígenes en Journey to the Heart: “Orígenes era oriundo de Alejandría, muy educado en la sabiduría griega, judía y cristiana. A la temprana edad de 17 años, el obispo Demetrio de Alejandría lo nombró jefe de la escuela catequética  como sucesor de Clemente. Él era un erudito de gran talento, un maestro talentoso, y el primero en presentar, en su “Sobre los primeros principios", una teoría cristiana sistemática y profunda del cosmos en respuesta a la teología y la cosmología gnóstica. Se basó totalmente en una interpretación alegórica y mística de las Escrituras. Probablemente el texto fue escrito en respuesta a las preguntas de los estudiantes reflexivos de la Escuela de Catequesis, que estaban tratando de entender la enseñanza cristiana en el contexto de Platón, la filosofía estoica y gnóstica”.

La semana que viene me gustaría explorar la manera de usar las Escrituras, pero esta semana me gustaría seguir con la discusión de los dos lados de nuestra naturaleza: uno en contacto con la realidad material y otro en contacto con la realidad espiritual, como es visto en  la tradición ortodoxa. El Obispo Kallistos Ware explica: "Orígenes nos brinda un mapa de la vida cristiana, que sigue siendo clásico en el Oriente cristiano. Hizo un doble contraste entre la "praxis" y la  "theoria”, entre la vida activa y la vida contemplativa. Esta distinción se remonta al menos a Aristóteles y sin duda se encuentra en Filón y en Clemente. Es importante darse cuenta de la manera en que estos términos se utilizan en fuentes cristianas orientales. En el Occidente moderno, cuando hablamos de la vida activa o contemplativa, por lo general estamos pensando en el estado externo de la gente. La vida activa: la vida en el mundo, la vida de un trabajador social o un misionero o un maestro, significa que las personas pertenecen a una orden religiosa activa. En el uso moderno de la vida contemplativa, por lo general significa la vida en una comunidad religiosa cerrada, entregarse a la oración, en lugar de al servicio exterior.

En los Padres griegos, sin embargo, estos términos no se refieren a situaciones externas, sino al desarrollo interior. La vida activa es la lucha por adquirir las virtudes y desarraigar los vicios, mientras que la vida contemplativa es la visión de Dios. Por lo que a menudo puede ser que alguien que vive en una comunidad religiosa cerrada, aunque sea un ermitaño, se encuentre todavía en la primera etapa de la vida activa. Mientras que es posible que un laico comprometido a una vida de servicio en el mundo podría estar en la segunda etapa, podría ser un verdadero contemplativo.
Por ejemplo, en los dichos de los Padres del Desierto, nos enteramos de que hubo una voz que decía al Abba Antonio: "En la ciudad, hay alguien tan santo como tú, un laico, un médico, quien le da todo el dinero que él ahorra a los pobres y todo el día canta el himno tres veces santo con los ángeles". Si canta un himno durante todo el día, es sin duda un  contemplativo, pero aquí lo decimos de alguien en el medio de una ciudad siguiendo una profesión muy exigente. Y sin embargo, se dice que es igual al gran Antonio, el padre de los ermitaños.
Orígenes une estas dos etapas con las figuras de Marta y María en Lucas 10: Marta es la vida activa, ocupada en muchas cosas, y María es la que se concentra en la única cosa que es necesaria".

LA NATURALEZA DE LO DIVINO

Los primeros padres de la Iglesia insistieron en que no podemos conocer a Dios con nuestra mente racional. No hay imagen, concepto o nombre que le pudieran hacer justicia. De hecho, ellos vieron como blasfemia asociar un nombre a Dios, porque eso sería limitar lo ilimitado o nombrar lo innombrable. Podemos, sin embargo, experimentar la Presencia Divina, ya que tenemos algo en común, como vimos la  semana pasada. Podemos conocer a Dios intuitivamente, a través de nuestro  'nous', el punto  más alto  de nuestra alma, que también  es  nuestro órgano de la oración. Podemos ver claramente cuánto se encuentra en línea con este pensamiento cristiano primitivo la teología de John Main y entender con mayor claridad su énfasis en la importancia de dejar atrás los pensamientos y las imágenes para entrar en el silencio de Dios. Es interesante ver cómo Clemente de Alejandría  se ocupó de la imposibilidad de conocer a Dios a través de imágenes y pensamientos. El Obispo Kallistos Ware explica en su capítulo de 'Journey to the Heart':

"En su teología mística, la idea dominante de Clemente, su escenario principal, es el misterio divino. Él es un teólogo apofático, el primer  gran pensador cristiano en usar la teología apofática negativa... es básicamente una gran palabra para lo negativo y catafática es una gran palabra para lo afirmativo. Para ilustrar el significado de catafática y apofática, aquí hay ejemplos de avisos públicos.

He aquí una muestra de catafática: ves en un paso a nivel sobre una línea de ferrocarril, un palo con una caja unida y, evidentemente, un timbre eléctrico en la caja, y un aviso que dice:

¡Peligro! Pare, mire y escuche. Cuando la campana suena, no cruce la línea. Si la campana no suena, aún pare, mire y escuche por si el  timbre no funciona.

Así, en un enfoque catafático todas las posibilidades se expresan y se permiten.

Este es un aviso apofático de Australia:

Este camino no conduce ni a Townsville ni a Cairns.

Ese es exactamente el método utilizado por los teólogos místicos apofáticos. Ellos no dicen qué es Dios, porque él es el misterio más allá de nuestra comprensión. Dicen sólo lo que no lo es. "

Si tú continúas en este enfoque lógico y restas todas las cualidades posibles de la idea de Dios podemos tener que: "te quedas con la idea de ser puro y eso es lo más cerca que puedes llegar a Dios... Dios no está en el espacio, sino por encima del espacio y el tiempo y el nombre y el pensamiento. Dios no tiene límites, ni forma, ni nombre" (Clemente).

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA

Cómo los Padres de la Iglesia ven esta conexión entre nuestra Marta y nuestra María, entre el "ego" y el "yo" - nuestra chispa divina -, se  ilustra mejor en la enseñanza de Clemente de Alejandría (150-215).

Nosotros sabemos realmente muy poco acerca de Clemente de Alejandría, como es el caso de la mayoría de las figuras destacadas de estos primeros siglos del cristianismo. Nació en algún lugar alrededor  de 150 d C probablemente en Atenas, ya que estaba muy familiarizado con la cultura griega y su literatura. Sabemos que sus padres eran paganos y que estudió filosofía en Atenas. Clemente era una persona que llegó a la fe posteriormente. Él era un converso. Al igual  que muchos buscadores jóvenes de su tiempo, él viajó mucho y exploró varias escuelas. En algún momento antes de su llegada a Alejandría descubrió el cristianismo. Su desafío era entender el cristianismo en el contexto de su propia educación griega. De esta manera se convirtió en el primer filósofo / teólogo cristiano que trató de expresar la experiencia mística y la relación entre el alma humana y la divina.

Como el reverendo profesor Andrew Louth explica en su capítulo de 'Journey to the Heart´, la idea central de Clemente es un sentido de la interioridad humana, la sensación de lo que realmente está oculto dentro de nosotros y que por lo tanto hay que buscar. El primer paso hacia el conocimiento de algo es, por tanto, conócete a ti mismo, por lo que comienza un viaje de auto-descubrimiento. El 'yo' es el 'alma', aunque en Platón y Clemente una palabra más específica se utiliza, es decir a saber: «psique» «fuerza vital». Ellos fueron tan lejos como afirmar  que somos almas que habitan cuerpos. No negaban que somos almas y cuerpos, pero la esencia de lo que realmente somos se encuentra en el alma".

Los griegos creían que el punto más alto de nuestra alma era el 'nous', nuestra manera intuitiva de entender la realidad. Clemente interpreta esto en términos cristianos como la "imagen de Dios dentro de nosotros, donde somos semejantes a Dios” y por lo tanto podemos relacionarnos con él. Como Andrew Louth continúa explicando:

"La palabra 'nous' es difícil de traducir. La traducción normal es "intelecto", pero el problema con "intelecto" es que no transmite lo que significaba para los griegos. Para Platón el 'nous' o el alma estaba justo en el centro de lo que significa ser humano. 'Nous' sí incluye una capacidad intelectual, pero era más que eso, tenía un sentido del valor real de las cosas, de conocer la Verdad. De hecho, nuestro 'nous' es nuestro punto de contacto con Dios. Platón tenía la idea de que el alma o el 'nous' puede ocuparse del mundo de la realidad cambiante en el  que vivimos, o puede tratar de ver qué hay detrás de esta realidad y tratar de averiguar la naturaleza de la Verdad misma... Y, al hacerlo, suceden dos cosas.

En primer lugar, entra en esa realidad misma, lo que nos permite juzgar las cosas directa y correctamente. En segundo lugar, descubrimos quiénes somos en realidad. Descubrimos en nosotros un centro que es capaz de relacionarse con la realidad misma, que no se distrae con las cosas de este mundo. No siente la tentación de construir una imagen del mundo que es en realidad simplemente nuestra propia  construcción, la forma en que nos gustaría que las cosas sean... Ahí es un ser puramente espiritual, totalmente libre, y esto lo ve como reflejos de Dios.

El 'nous' también es visto como "el órgano de la oración”, subrayando que la oración / meditación que conduce a la oración silenciosa, profunda es la manera de “un compromiso con la realidad genuina, que es Dios".

sábado, 11 de febrero de 2017

San Pablo

Las enseñanzas de Jesús, San Juan y el Maestro Eckhart que hemos visto en las últimas lecciones de las Enseñanzas Semanales nos ponen de manifiesto la importancia de reconocer los dos lados de nuestra naturaleza humana.

El momento en que nos damos cuenta de que somos Marta y María, que más allá del activo 'ego' está nuestro ser espiritual, es visto por el Maestro Eckhart como el "nacimiento de Cristo en el alma". Nuestro trabajo de meditación / contemplación facilita esta visión y permite la necesaria integración de estos dos aspectos de nuestro ser. No dejamos de "hacer", con el "yo" que se necesita para hacer lo que estamos llamados a hacer, pero nuestro verdadero “ser” espiritual infunde nuestro "hacer”. San Juan tiene a Jesús como ejemplo de la perfecta integración de lo humano y lo divino.

Esta toma de conciencia repentina de la más profunda, la más importante parte de nuestro ser fue llamada 'metanoia' por los primeros cristianos: un cambio total de perspectiva sobre la realidad.  El  momento de San Pablo fue muy dramático, como todos sabemos, pero como explica Laurence Freeman:

"Su conversión fue sólo el comienzo... hay otras descripciones de  sentido místico... En el capítulo 12 de la segunda Carta a los Corintios, Pablo se refiere a la experiencia de ser "arrebatado al paraíso" ("si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé - Dios sabe”) en la que escuchó "palabras tan secretas que los labios humanos no pueden repetirlas". Tiene similitudes con la expresión del misticismo apocalíptico judío, pero es algo único también, sobre todo al ser tan claramente autobiográfico. La importancia de este relato, sin embargo, no es "jactarse", que según él no es bueno, pero insiste en que la gente se forma una estimación de él sobre la base de lo que ven, es decir, su debilidad humana. ¿Cómo es él, este individuo apóstol que había recibido una gran gracia mística? Sorprendentemente, pero significativamente, es igual que nosotros. Él va a decir inmediatamente que se le dio un "aguijón en la carne" para mantenerlo humilde, una aflicción, la cual, a pesar de sus oraciones, Dios no le quitó. Así se mantuvo débil y humilde al ser habilitado con una gran gracia orientadora, para cumplir su misión. Y es de la debilidad que se siente  orgulloso, no de las experiencias místicas, porque el "poder de Cristo descansa en lo débil y el poder divino se manifiesta la debilidad el poder divino débil se manifiesta completamente en la debilidad humana.

"Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:10). Aquí vemos la renuncia esencial al poder que está en el corazón del misterio de Cristo y en la vida centrada en Cristo. La mística cristiana no sólo se centra en la experiencia subjetiva, que tan fácilmente puede insuflar el ego, sino aún más en la obra de Dios en el contexto más amplio del mundo y al servicio de los demás. Así, Juliana de Norwich se encuentra dentro de una gran tradición cuando comprendió sus “revelaciones del amor divino", como dadas para el beneficio de los demás".

Pablo nunca perdió su lado humano, el lado 'Martha' de su naturaleza, pero era el lado humano iluminado por la parte más profunda, la parte espiritual de su ser, que infundía todo lo que hizo. "Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí". Esa visión le dio la fuerza y la perseverancia para guiar a los demás y señalar el "más allá" de nuestro ser y de la realidad en su conjunto.

NACIMIENTO DE CRISTO EN EL ALMA

En esta semana previa a la Navidad, es muy conveniente buscar en Meister Eckhart la idea del «nacimiento de Cristo en el alma".
Meister Eckhart apoya la opinión de los Padres de la Iglesia que podemos "conocer" a Dios porque tenemos algo esencial en común con lo divino, que él llama "la chispa", "el castillo" o, a veces la "tierra" de nuestro ser. Él siente que estamos en condiciones de "descender" a esta  "tierra" de nuestro ser puro, tomar conciencia de su verdadera naturaleza divina y por lo tanto transformarnos en Cristo, ascendiendo con Él a Dios en esta vida. Llama al momento de la realización de nuestro potencial para conocer a Dios "el nacimiento de Cristo en el alma". Él comparte con san Agustín la primacía de esta experiencia, que dijo: "¿Qué me aprovecha que este nacimiento de Cristo siempre pasa si esto no sucede en mí? Eso debe suceder en mí, es lo que importa". Un aspecto importante de esta potencialidad es el profundo anhelo de Dios de la humanidad, implantado por la divinidad en la "chispa", en el centro de nuestro ser.

Él ve este "nacimiento" como una revelación. Esto ocurrirá, si "mantenemos la mente fija en Dios". No es el resultado de ningún esfuerzo de nuestra parte, sino un puro don, una gracia: "Dios solo  tiene que hacerlo ... y hay que experimentarlo".

Como Orígenes y San Agustín, habla de esta forma de conocimiento intuitivo, el camino "por el cual Dios puede ser visto", como "el ojo del corazón". Él habla de "conocimiento puramente espiritual, el alma está en él extasiada, lejos de todas las cosas corporales. Oímos sin ningún ruido y vemos, sin nada material... "

La capacidad intuitiva del intelecto para conocer a Dios, nuestra manera de ser capaz de tener contacto directo con la Realidad Divina,  es nuestra esencia divina, pero al mismo tiempo también es el elemento que nos hace verdaderamente humanos. También nos da la capacidad de ver más allá del mundo ordinario creado y al mismo tiempo, de apreciar verdaderamente la creación como una manifestación de lo Divino.
Meister Eckhart no niega en absoluto la importancia de la inteligencia racional, lo que dada su formación académica altamente intelectual y profesional es muy comprensible. A pesar de que siente que Dios no puede ser alcanzado por la razón, considera nuestras facultades racionales como esenciales para el esclarecimiento de nuestra experiencia intuitiva. Él ve la contemplación como un matrimonio de mente y corazón.
La urgencia de su enseñanza es ocasionada por su convicción de la necesidad de que todo el mundo tome conciencia de esta potencialidad.
La actitud que Meister Eckhart expresa aquí es muy similar a la enseñanza de John Main. Repetir con fidelidad y nostalgia nuestro mantra nos lleva al silencio, donde se nos da el regalo, la gracia de  este  profundo conocimiento de la verdadera naturaleza divina en la base de nuestro ser. "Nada describe a Dios tan bien como el silencio."

domingo, 29 de enero de 2017

LA INTEGRACIÓN DE LO HUMANO Y LO DIVINO

La integración de los dos lados de nuestro ser, el activo y el contemplativo, se ve en el Evangelio de San Juan como la integración de nuestros recursos humanos y nuestra parte divina, como se ejemplifica por Jesús. En el siguiente extracto de "Journey to the Heart ' Laurence Freeman explica:
"Juan es el más místico de los evangelios, pero al mismo tiempo nos ofrece emotivos atisbos de la humanidad de Jesús - su estar cansado en un día caluroso y que necesitaba un poco de agua, su llanto por un amigo que ha fallecido - que no se encuentran en los otros tres relatos. Es un texto de gran profundidad y potencia, al mismo tiempo sencillo y fácil de leer... Bede Griffiths sintió que su vida tomó un nuevo rumbo después de leer este evangelio en un momento intenso en su búsqueda de profundidad y significado. Estaba claro que se trata de una de las obras más significativas del genio humano. Cualquiera que fuese su significado preciso, era el registro de una experiencia de una profundidad insondable. Tanto la persona y la doctrina retratadas eran de una belleza más allá de toda imaginación humana. No había nada en Platón que se podría comparar con ello. "Me di cuenta que rechazar esto sería rechazar lo más grande en toda experiencia humana. Por otra parte, aceptarlo sería cambiar de punto de vista en conjunto. Sería pasar de la razón y la filosofía a la fe" (Bede Griffiths, The golden string).

El misticismo de Juan es nuevo en la historia del mundo, y no sólo filosóficamente, sino por su visión de la realidad más elevada integrada con los aspectos más generales de nuestro mundo sensorial humano. Esto es evidente no sólo en el Evangelio que lleva su nombre, sino en las cartas que se le atribuyen y declarar que se trata de un misticismo del amor - humanamente divino o divinamente humano de acuerdo con el punto de partida: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que palpamos con nuestras propias manos, acerca de la Palabra de vida, pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y les anunciamos la Vida eterna, que estaba junto al Padre y se nos manifestó, lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos, para que también ustedes estén en comunión con nosotros…" (1 Jn 1:1-3; Biblia de Jerusalén).

Pero a pesar de esta mundanalidad, la "alta cristología" de John se presenta audazmente en el Prólogo del Evangelio donde se compara a Jesús hombre con el Logos eterno. El Verbo y la carne unidos son la paradoja central del evangelio de Juan. Como era de esperar de la oposición núcleo entre la palabra y carne, todo el evangelio se basa en  la paradoja. A lo largo de la tradición mística cristiana la expresión de la más profunda experiencia por lo general emplea la paradoja para decir lo indecible... La persona de Jesús es el centro unificador de estas aparentes contradicciones y el discipulado personal es la forma en que este enfoque se convierte en una fuerza en la propia vida...

La visión mística de Juan explora el más alto estado de unión con Dios. Esto es explícito en la afirmación teológica de la Palabra hecha carne en el prólogo. Existencialmente, se ilustra en todo lo que Jesús dice y hace y sufre en su humanidad, incluyendo su muerte. Él no hace y no dice nada que no refleje explícitamente su (no dualista) relación con  el Padre" (Extracto de Journey to the heart – Christian contemplation through the centuries – An illustrated guide - Editora Kim Nataraja).

JESÚS COMO UN MAESTRO DE LA CONTEMPLACIÓN

En los tramos siguientes de la 'Enseñanza Semanal' me gustaría compartir con ustedes algunos extractos de 'Journey to the Heart' (Viaje al corazón). Este libro se basa en charlas dadas por los autores individuales del Curso 'Raíces del Misticismo Cristiano” que tuvo una duración de cuatro años como un curso de un año de 30 sesiones semanales por Shankar y yo con el auspicio de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana en el Centro de Meditación Cristiana en Londres. El objetivo de 'Journey to the Heart', como el del Curso, es la introducción de meditadores de nuestra tradición cristiana y otros interesados en el misticismo cristiano a esta corriente rica que fluye a través del tiempo mediante el uso de ciertos maestros espirituales fundamentales como escalones a lo largo del camino.

Leer el libro es como un viaje espiritual de descubrimiento, no se considera que es principalmente la recolección de información, sino un proceso de crecimiento al exponernos a la sabiduría de los maestros. Espero que estos extractos te abrirán el apetito por el libro entero.
Laurence Freeman comienza el libro llevándonos a la fundación de la oración contemplativa cristiana: Jesús. Él no lo hace explorando citas específicas de las Escrituras, como se ha hecho en el pasado, sino señalando que es la enseñanza y la forma de ser de Jesús las que lo muestran como un maestro de la contemplación.

Laurence comienza sus reflexiones con la historia de Marta y María: "Jesús viene a visitar a Marta y María, dos hermanas, dos amigas suyas. Marta, que representa la vida activa, le da la bienvenida a la casa, mientras que María, símbolo de la vida contemplativa, se sienta a sus pies escuchando sus palabras. El texto dice que ella se sienta y se queda allí. Marta no obstante se distrae por sus muchas tareas y se perfila como una especie de terrorista doméstica por quejarse a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje todo el trabajo a mí?
¡Dile que me eche una mano!"

Marta es claramente la anti-heroína de esta historia. El lector común se identifica y simpatiza con ella. ¿Quién no se ha sentido a veces como ella? Ella no está en un estado de ánimo placentero, pero ella no es condenada por Jesús - o el narrador o el lector - porque ella esá claramente en un estado de sufrimiento, aislada, paranoica, enojada, abrumada, se siente abandonada. Su ego se infla dolorosamente y ella ve que todo gira a su alrededor. Si tuviéramos que dar a la Marta multitarea un trabajo más en su reposo celestial, sería ser la santa patrona del estrés, del que ella está mostrando todos los síntomas clásicos. Sin embargo, detrás de la auto-dramatización, ella sólo está tratando de conseguir  preparar  una buena comida, ser hospitalaria.
¿Por qué no le pidió a María que la ayudara directamente? ¿Por qué culpa a Jesús y se convierte en el único discípulo en los Evangelios que le dice lo que debe hacer? Estas son preguntas que hacen la historia instructiva para nosotros en un nivel de lectura de las escrituras que nos trae su "sentido moral". ¿De qué manera la historia nos ayuda a entender nuestro propio comportamiento? Sin embargo, en un nivel espiritual más profundo no se trata de la psicología, sino de la constitución misma de nuestra humanidad. Las dos hermanas no representan sólo dos tipos de personalidad, sino las dos mitades del alma humana. Esto está implícito en la manera en que Jesús responde a Marta.

Con calma y de manera amistosa, explica a Marta, en primer lugar, que ella está fuera de contacto con ella misma. Él dice su nombre dos veces para traerla de vuelta. Ella ahora, esperamos, aprenderá a escucharlo a él como María lo estaba haciendo. "Marta, Marta, te estás quejando y preocupándose por tantas cosas", le dice. Jesús no culpa, sino que diagnostica su problema al señalar cómo se ha alienado de su otra mitad, su hermana. Él le dice a Marta que ella se ha vuelto inmanejablemente estresada por sus muchas tareas, mientras que "sólo una cosa es necesaria". Él no define esa cosa. Pero, sin duda, esa  "única cosa” es ser uno, para volver a integrar el yo dividido, cuya fractura interna la ha llevado a la ira y la violencia.
En sus siguientes palabras defiende la dimensión contemplativa de la vida rutinaria, que es atacada desde el lado activista del yo dividido por ser inútil, improductivo y egoísta. Esta unidad primaria del alma, el equilibrio y la armonía entre acción y contemplación decide toda la pauta y el tono de la vida. Sin ella todos los aspectos de la vida están fragmentados. En términos religiosos, la teología, la oración, la adoración, están todos paralizados por esta división interna. La fe misma, finalmente degenera en ideología y en conformidad social, sin la dimensión contemplativa. En términos más generales, la psique humana se derrumba en la unilateralidad, el desequilibrio y la falta de armonía. Por eso Jesús dice algo que podría ser malinterpretado como algo descalificador hacia Marta: "María ha escogido la mejor parte, que no le será quitada." De hecho, él está diciendo que se trata de ser antes que de hacer y que la calidad de nuestro ser determina la calidad y la eficacia de todas nuestras acciones.
No escuchamos cómo responde Marta. ¿Ella levanta sus manos en desesperación y sale golpeando la puerta, o de repente se calma y hace lo que debería haber hecho en un principio que consiste en pedir a María que la ayude? Sería la prueba del trabajo de María. Si hubiera dicho `No; estoy contemplando, déjame en paz', se habría mostrado su trabajo como inauténtico. Si hubiera dado un salto y para ayudar, su otro lado habría estado en armonía. El error de Marta, hecho por las culturas y las religiones, así como por los individuos, es no haber recordado que María estaba también trabajando.
Todos somos Marta y María. El desequilibrio, que se muestra como un problema universal, está representado aquí por Marta. Lo único necesario es conseguir que las dos mitades del alma estén en amistad y equilibrio. Hay muchas formas en que esto se puede hacer. Lo más importante es, por supuesto, recuperar el trabajo que María está haciendo - Marta había olvidado el valor de la no-acción de María: a  pesar de que María parece no estar haciendo nada, ella está trabajando: escuchando, prestando atención y permaneciendo en quietud.
La historia nos muestra a Jesús como un maestro de contemplación que entiende y comunica la plenitud que es el equilibrio sagrado y la integración. Jesús enseñó esto, no sólo con palabras, sino con el ejemplo. En particular, en el Evangelio de Lucas lo vemos frecuentemente detener su ritmo acelerado de vida, su predicación, sus curaciones y viajes, retirándose a lugares tranquilos para orar solo o con algunos de sus discípulos (Lucas 6:12, 9:18, 22.: 39). Si no hubiera una armonía entre lo que enseñaba y lo que hizo, su enseñanza carecería de autoridad. La identidad cristiana depende directamente de esta clase de autoridad".

jueves, 26 de enero de 2017

DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

El elemento interreligioso, respetando la verdad en todas las religiones, que forma parte muy importante de la ética de la Comunidad Mundial de Meditación Cristiana, también ha sido un elemento importante en la tradición cristiana desde el principio.

En tiempos de Jesús Alejandría en Egipto ya era un importante centro cultural. Como menciono en la introducción al capítulo tercero sobre Clemente de Alejandría en 'Journey to the Heart' (Viaje al corazón): "Había sido fundada por Alejandro Magno unos siglos antes,  una  ciudad vibrante y cosmopolita con una Academia Pagana rival Atenas, una biblioteca maravillosa que contenía toda la sabiduría de la humanidad hasta ese momento y la primera escuela catequética importante ". Según el obispo Kallistos Ware," era Alejandría, en ese momento, el principal centro intelectual del imperio romano, más vivo en lo filosófico y espiritual, que la misma ciudad de Roma."

Uno de los factores que contribuyen fue que Alejandría era el punto  final de la ruta de la seda que se extendía desde China hasta Alejandría. A lo largo de este camino viajaban no sólo los comerciantes sino también los filósofos griegos y judíos, monjes budistas y profesionales de otras tradiciones religiosas. Es inevitable que ellos hayan estado al tanto de los demás prácticas religiosas en el viaje, visto los efectos de estas creencias en el comportamiento y el carácter de los individuos y, sin duda, han utilizado el tiempo de la tarde alrededor de las fogatas, en las conversaciones, para llegar a conocerse y entenderse unos a otros. Estos debates también se produjeron en los mercados y los centros académicos y filosóficos de Alejandría, uno de las cuales era la "Escuela de Catequesis".

La Iglesia cristiana fue prosperando en Alejandría. Allí no había  ocurrido realmente ninguna persecución en los primeros siglos, ya que Alejandría era demasiado importante para Roma desde las perspectivas comerciales. En vez de iglesias en las casas dispersas ya habían construido lugares de culto. En este ambiente cultural parecía apropiada la creación de una Escuela de Catequesis. Pero la enseñanza de los catecúmenos - los que querían ser bautizados en la fe cristiana - no se limitaba estrictamente a la fe cristiana, sino que se llevó a cabo en un contexto predominante griego en ese momento, de una educación  general en la filosofía y la ciencia de entonces, con estudiantes de todas las principales culturas mezclándose y en diálogo. El cristianismo tenía que ser presentado de una manera tal que el mundo griego educado de Alejandría encontrase aceptable. Como había más judíos que vivían en Alejandría que en la misma Jerusalén, Filón, filósofo judío contemporáneo de Jesús, ya había preparado el terreno, dialogando entre la filosofía griega y judía.

El resultado de este diálogo entre las filosofías judía, griega y cristiana es muy obvio por la enseñanza de los dos Padres de la Iglesia, Clemente de Alejandría en la Escuela de Catequesis y Orígenes, su sucesor. Lo que también es importante desde nuestro punto de vista es que su enseñanza tuvo en sus raíces experiencias místicas personales. Esto se resume más tarde en Evagrio, el Padre del Desierto del siglo IV, de esta manera: "El que ora es un teólogo y un teólogo es aquel que ora".
Es importante recordar que el diálogo no es una invitación a la imitación. T. S. Eliot, que a menudo utilizan frases de otros místicos en su poema "Los Cuatro Cuartetos", dice en sus "Reflexiones sobre la poesía contemporánea": "No imitamos; somos cambiados, y nuestro trabajo es el trabajo del hombre nuevo; no nos han prestado, hemos  sido vivificados, y nos convertimos en portadores de una tradición".
Kim Nataraja

LA TRADICIÓN Y LA PRÁCTICA DE LA MEDITACIÓN CRISTIANA (IV)

Lo que hace cristiana a la meditación es la fe en Jesús. Es cristiana también porque es una tradición histórica y teológica que conduce directamente a la mente de Cristo. Es cristiana porque meditamos en todo el contexto de la oración cristiana y su práctica. Porque meditamos con otros cristianos y porque nos da el poder con el fuego de la fe y el amor que nos capacita para evangelizar. La enseñanza de la meditación en el mundo moderno, por lo tanto, es una forma de evangelización.

La meditación es una práctica sencilla de "oración pura".  No sustituye  a otras formas de oración. Muy al contrario, estas formas se cargan con un nuevo significado y vitalidad. No reemplaza la necesidad de la vida eclesial o el discurso teológico. Se renueva la autocomprensión de la Iglesia y la teología lleva a una nueva agudeza y confianza en sí misma que se relaciona con el mundo secular y científico. En este mundo secular la meditación está bien situada a través de la investigación científica y médica como beneficiosa para nuestra salud física y para el bienestar mental. La puerta está abierta para que reconozcamos esto y apuntar a significados más profundos - a los frutos espirituales que activa la meditación y al significado y la verdad como experiencias, no en conceptos. En la meditación descubrimos el significado de la existencia humana en el proceso de nuestra propia transformación y divinización.

Es simple. Por eso estamos aquí para hablar acerca de los niños y la meditación. Pero son más que los niños quienes se benefician cuando enseñamos a los niños a meditar en esta tradición. Somos nosotros mismos los que recuerdan el poder y la maravilla de la tradición que nos ha formado y a la que pertenecemos. Pero es radical. La meditación cambia la vida de la persona que la practica y de la comunidad en la que se practica. Lo hace a través del silencio en lugar del conflicto, ya que trae el proceso de transformación en el alma y no proyecta hacia el exterior el conflicto. Como resultado de ello, cambia las relaciones entre las personas y redistribuye el poder y el sentido de autoridad. En este sentido la meditación es tan peligrosa y tan liberadora del potencial humano como el evangelio mismo.
He tratado de mostrar brevemente cómo esta simple práctica pertenece a la tradición cristiana y nos ofrece hoy en día una forma de radical sencillez para que esta tradición una vez más sea capaz de hacer frente el mundo en su más profunda crisis con la esperanza, la visión y el amor de Cristo.